Respuestas
Explicación:
1 Un fariseo llamado Nicodemo, hombre importante entre los judíos, 2 fue de noche a visitar a Jesús. Le dijo:
–Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios a enseñarnos, porque nadie puede hacer los milagros que tú haces si Dios no está con él.
3 Jesús le dijo:
–Te aseguro que el que no nace de nuevoa no puede ver el reino de Dios.b
4 Nicodemo le preguntó:
–Pero ¿cómo puede nacer un hombre que ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez dentro de su madre para volver a nacer?c
5 Jesús le contestó:
–Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.d 6 Lo que nace de padres humanos es humano; lo que nace del Espíritu es espíritu. 7 No te extrañes si te digo: ‘Tenéis que nacer de nuevo.’ 8 El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va.e Así son todos los que nacen del Espíritu.
El evangelio de hoy nos trae una parte de la conversación de Jesús con Nicodemo. Nicodemo aparece varias veces en el evangelio de Juan . Era una persona que tenía una cierta posición social. Tenía cierto liderazgo entre entre los judíos y formaba parte del Sanedrín. Según san Juan, él representa al grupo de los judíos que eran piadosos y sinceros, pero que no llegaban a entender todo lo que Jesús hacía y hablaba. En el encuentro de hoy, se desarrolla toda una catequesis bautismal, ocupando sencillos, pero profundos mensaje tales como: «nacer de lo alto» o «nacer de nuevo», “nacer del agua”, “nacer del Espíritu”. De este modo se va reflejando cierta tensión entre lo viejo y lo nuevo. Las señales que Jesús hace pueden despertar a la persona e interesarle; pueden engendrar curiosidad, pero no engendran la entrega, en la fe. No hacen ver el Reino de Dios presente en Jesús. Por esto es necesario dar un paso más. ¿Cuál es este paso? Nacer de nuevo, acoger la novedad del Reino, desprenderse de aquellos elementos que pudieran obstaculizar, por su rigidez, la acción del Señor. Cada Pascua es una oportunidad, una ocasión de nacer de nuevo. Que nuestra disponibilidad permita la acción del Espíritu que transforma y alienta.