• Asignatura: Religión
  • Autor: juandiegoquiraruiz
  • hace 3 años

Cuál es el mayor valor del Misterio de la Encarnación ​

Respuestas

Respuesta dada por: jhosedycrack1327
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Respuesta:

La Encarnación manifiesta con gran esplendor los principales atributos de Dios: 1º su poder, porque unió dos cosas infinitamente distintas; 2º su sabiduría, porque allana, por decirlo así, el abismo infinito que existe entre Dios y el hombre; 3º su bondad, porque dio a su Hijo en rescate del hombre culpable; 4º su justicia, porque Dios recibe una expiación proporcionada a la ofensa. La Encarnación proporciona a la humanidad, gloria y beneficios incomparables.

Explicación:

Respuesta dada por: ELRUSOCTM
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Respuesta:

El misterio de la Encarnación consiste en la unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la sola persona del Hijo de Dios. Los patriarcas y los profetas tenían fe explícita en este misterio, pero el pueblo hebreo lo creía sólo con una fe implícita. La revelación clara de este misterio fue hecha por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen. Los títulos divinos de la adorable persona del Hijo de Dios y los principales beneficios de su misión están significados en los varios nombres que le dan las Sagradas Escrituras.

En Jesucristo hay: 1º dos naturalezas, la naturaleza divina y la naturaleza humana; 2º unión personal de estas dos naturalezas; 3º una sola persona, la del Verbo, Hijo único de Dios; 4º la distinción de las naturalezas.

Dualidad de naturalezas.-

Jesucristo es Dios. Así lo afirmó Él mismo atribuyéndose los poderes, derechos y honores divinos, y declarándolo ante sus Apóstoles, ante el pueblo y ante el tribunal de Caifás. Probó además su divinidad por la santidad de su vida, la perfección de su doctrina, con sus milagros y principalmente con el de su resurrección que había predicho, con sus profecías y el cumplimiento en su persona de las profecías del Antiguo Testamento, con la fundación y conservación de su Iglesia. Otra prueba de su divinidad es el culto de adoración que se le da hace ya diecinueve siglos.

Jesucristo es hombre, porque real y verdaderamente tiene alma humana y cuerpo humano. El alma de Jesucristo sólo difiere de la nuestra por sus incomparables perfecciones. Su inteligencia humana no poseía la ciencia infinita, que sólo a la inteligencia divina pertenece; pero poseía en sumo grado: 1º la ciencia beatifica, o sea la visión de la divina esencia; 2º la ciencia infusa, con la cual conocía por medio de ideas innatas, sin imágenes sensibles; 3º la ciencia adquirida que consistía en aprender por medio de los sentidos y de la razón. Su voluntad humana, distinta de la divina, era impecable; tenía sujeto al apetito sensitivo y gozaba de perfecta libertad. Su corazón fue el centro del más generoso y puro amor. Por un milagro que suspendía los efectos naturales de la visión beatifica, su sensibilidad estuvo sujeta al dolor moral.

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