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El crecimiento acelerado de la demanda de productos ganaderosy la transformación del comercio internacional están ejerciendo presiones en el sector pecuario de Asia para crecer y adaptarse. Esta adaptación entraña dos cambios importantes que se están dando casi en toda la región: la transformación de las funciones del ganado y las especies, y la de las zonas agroecológicas y geográficas, que implican modificaciones estructurales y tecnológicas.
Actualmente están desapareciendo en general las funciones no alimentarias del ganado y las están reemplazando otros sustitutos más baratos y convenientes. Al mismo tiempo, las instituciones financieras están sustituyendo las funciones del ganado como activo, efectivo para gastos menores y aseguración, conforme ingresan en la economía monetaria incluso las zonas apartadas. Salvo en algunas partes del Asia Meridional, la tracción animal está desapareciendo mientras más campesinos utilizan maquinaria, debido en parte a los subsidios públicos. El estiércol sigue siendo importante en los sistemas agropecuarios, pero su función en el suministro general de nutrientes está disminuyendo por el precio competitivo y la facilidad de manejo de los fertilizantes inorgánicos. Lo mismo vale para las fibras de origen animal: existe una variedad cada vez mayor de sustitutos sintéticos de la lana y la piel, aunque sigue habiendo una gran demanda de fibras naturales, y en algunas partes incluso está aumentando.
A este respecto, actualmente se prefieren las partes de los animales que sirven para producir alimentos. Antes se aprovechaba prácticamente todo el animal. La carne magra es el principal producto de hoy, mientras que el resto, como los menudos, la sangre y los huesos, se destinan cada vez más a la industria, o se reciclan para producir forrajes. De esta manera, hay una tendencia a pasar de un aprovechamiento múltiple a otro único de los animales, y obtener proteínas se convierte en el objetivo principal. Esto también se refleja en la selección y en la manipulación de los genotipos que favorecen la especialización antes que la diversidad de los productos. Otra tendencia es la importancia creciente de los monogástricos como convertidores económicos de los forrajes concentrados.
También se advierten otras dos tendencias: la producción pecuaria está creciendo más aceleradamente en las zonas más húmedas de la región, y se está aproximando a los centros urbanos. En Asia, como en el resto del mundo, las zonas húmedas y las subhúmedas siguen teniendo un gran potencial agrícola. Esto no carece de problemas ya que dichas zonas es donde hay mayor biodiversidad y donde más abundan los recursos naturales. La densidad demográfica está aumentando demasiado en esas zonas a la vez que en otras, como en las áridas y en las montañas, ya no puede tolerar incrementos significativos.
El trabajo realizado por la FAO en materia de distribución geográfica del ganado demuestra que la densidad pecuaria está creciendo con mayor velocidad en las zonas más húmedas que en las demás. Esto implica que el crecimiento de la ganadería coincide con el de la densidad demográfica, lo que obedece, en cierta medida, a una gran integración de los animales en los sistemas agrícolas mixtos. Sin embargo, lo más importante es que este fenómeno refleja la creciente "urbanización" de la producción pecuaria, por influencia de la demanda urbana, el buen acceso al mercado y la existencia de una infraestructura adecuada. Este tipo de producción pecuaria es en buena medida independiente de las condiciones agroecológicas y rebasa con mucho a otros sistemas que dependen de las tierras, según se muestra a continuación.
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