• Asignatura: Arte
  • Autor: jm0108
  • hace 3 años

Similitudes y diferencias entre el expresionismo abstracto y el expresionismo

Respuestas

Respuesta dada por: suarezyelap
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Respuesta: Se habló largo y tendido en la Fundación Juan March el pasado febrero cuando se presentó la exposición “Lo nunca visto. De la pintura informalista al fotolibro de postguerra (1945-1965)”: la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto dieron paso, como no podía ser de otra forma, a un periodo de incertidumbre y estupor en todos los aspectos: social, político y cultural. En lo artístico, ese hacer frente a las miserias pasadas se manifestó en formas de creación desgarradas en las que el goce estético tal y como antes se entendía quedaba a un lado.

Kermode las bautizó como “variaciones de lo apocalíptico” y tuvieron en común su surgimiento debido a la necesidad de hacer frente al problema del vacío causado por una falta evidente de imágenes de referencia tras desterrarse antiguos héroes y narraciones y desvirtuarse los propósitos transformadores de las vanguardias previas a la guerra.

Ambos movimientos surgen del mismo sentimiento dramático derivado del golpe moral que supuso la guerra

Estados Unidos, fundamentalmente Nueva York, recogió el testigo de París como gran escenario de las novedades artísticas nacidas desde 1945 dada la persecución de la creatividad experimental en los estados totalitarios europeos y a que muchos artistas del continente se establecieron allí, como Mondrian, Chagall o Max Ernst.

Con anterioridad al nacimiento del Expresionismo Abstracto, en Estados Unidos se desarrollaron una serie de factores que reforzaron la imbricación del arte con la vida contemporánea: el surgimiento del Federal Art Project (ayudas del Gobierno a artistas entre 1939 y 1943 a través de su contratación para encargos públicos), la presencia de muralistas mexicanos en el país trabajando en proyectos de gran formato y también la de surrealistas que apelaban con sus obras al subconsciente (el nuevo arte también se basaría en la subjetividad y en la defensa de la libertad individual). A ello hay que sumar la ineludible sensación, tanto para los artistas y la sociedad americana como para los emigrantes, de estar iniciando una nueva etapa.

El Expresionismo Abstracto vino a representar el “triunfo de la pintura americana” en aquel momento y fue la marca cultural de Estados Unidos en los comienzos de la Guerra Fría. Resumiremos sus características principales.

A los expresionistas abstractos les fascinaba el mito del pionero y sus implicaciones de soledad, dureza y énfasis en el proceso. Su obra no obedece a un estilo unitario: define al movimiento su afirmación del individuo y del carácter expresivo del arte y, al igual que en el caso del Informalismo, este movimiento agrupa búsquedas personales, más que colectivas, en torno al signo gráfico (trazo o mancha) y en torno a la materia. Se pone de relieve la materialidad del cuadro como superficie, dejando a un lado cualquier atisbo de ilusionismo, tanto en cuanto a perspectiva como en cuanto a representación de otra realidad que no sea la del propio trazo o materia.

Jackson Pollock en acción

Jackson Pollock en acción

Los expresionistas abstractos mantienen, por tanto, el principio de la sola pintura y creen en el artista como individuo que se expresa a través del plano pictórico, el gesto y la acción física. Conciben la pintura como fruto de una experiencia dramática en la que el artista, desalentado por un contexto efectivamente perturbador e inspirado quizá por el contemporáneo existencialismo, se refugia en su interior y abandona referencias externas.

Rechazan las formas para adoptar manchas, arenas, goteos… convirtiendo el proceso artístico en rito sustancial y la pintura en lugar durante ese proceso y en huella o documento del mismo después.

Como sabéis, se diferencian dos tendencias en el Expresionismo abstracto: el Action Painting, enérgico y gestual, que tiene en Pollock, Kline y De Kooning a sus principales representantes, y el Colour Field Painting, más puramente abstracta, reposada y, decía Rosenberg, mística. Rothko fue su valedor.

Los primeros trabajos de Pollock se enmarcan en un estilo semiexpresionista sombrió evocador de El Greco; después se dejó influir por el arte brillante de los indios americanos y su escritura pictórica, la expresividad monumental de los muralistas mexicanos, el surrealismo y la fase de Picasso más próxima a ese movimiento, también por la caligrafía oriental.

En 1948 expuso por vez primera sus pinturas realizadas con la técnica del dripping: trabajaba danzando o moviéndose en torno al lienzo, dispuesto en el suelo. Relacionó ese proceso con el rito por el que los indios pintaban con arena en el suelo y se dejó llevar por una especie de automatismo vinculado al surrealismo. Su proceso pictórico es vital y emocional y puede implicar destrucción, vértigo, ansiedad o violencia. Sus obras de fines de los cuarenta y principios de los cincuenta poseen, además, cierto sentido rítmico, pese al deseo de Pollock de dar primacía al azar. No buscaba atacar los valores del arte sino entablar intimidad con la pintura.

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