Respuestas
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
Martha Medeiros
(Brasil, 1961)
Este poema, mal atribuido en internet a Pablo Neruda, pertenece a la escritora y periodista brasileña Martha Medeiros. Y no es el único texto que se le atribuye (voluntaria o involuntariamente) al poeta chileno. Y tampoco Neruda es el único escritor famoso a quien se lo pretende autor de textos cuyos autores son desconocidos o poco conocidos, como una manera de “asegurar” su lectura al poner como autor a un escritor consagrado.
La propia escritora brasileña, autora de varios libros y cronista del diario Zero Hora, de Porto Alegre, se puso en contacto con la Fundación Neruda para esclarecer el tema de la autoría de dicho texto y la Fundación ha debido salir a aclarar la confusión y confirmó que, efectivamente, el poema en cuestión no es de autoría de Pablo Neruda.
El poema "A Morte Devagar" fue publicado en su idioma original el 1° de noviembre de 2000, víspera del Día de Difuntos, en el periódico con el que colabora Medeiros y forma parte de su libro "Non-Stop, Crônicas do Cotidiano".
Ante la enorme dificultad de que estas “confusiones” sean evitadas en internet, manifiesta Medeiros que supo afrontar este contratiempo en el “humor suficiente como para reírse de todo eso”.
Quizás el origen de esta confusión comenzó en Italia, cuando el político italiano Clemente Mastella, líder de la Unión de Demócratas para Europa, leyó en el Senado el poema "Muere lentamente" al votar en contra de la moción de confianza solicitada por el entonces primer ministro Romano Prodi. Mastella demostró qué fácil es caer en este tipo de trampas y hacerse eco de algo que ronda por Internet, sin detenerse a comprobar autorías.
Valga esta aclaración para no creer que todo lo que se encuentra en internet es “una verdad inapelable”.
Respuesta:
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
Martha Medeiros
(Brasil, 1961)
Este poema, mal atribuido en internet a Pablo Neruda, pertenece a la escritora y periodista brasileña Martha Medeiros. Y no es el único texto que se le atribuye (voluntaria o involuntariamente) al poeta chileno. Y tampoco Neruda es el único escritor famoso a quien se lo pretende autor de textos cuyos autores son desconocidos o poco conocidos, como una manera de “asegurar” su lectura al poner como autor a un escritor consagrado.
La propia escritora brasileña, autora de varios libros y cronista del diario Zero Hora, de Porto Alegre, se puso en contacto con la Fundación Neruda para esclarecer el tema de la autoría de dicho texto y la Fundación ha debido salir a aclarar la confusión y confirmó que, efectivamente, el poema en cuestión no es de autoría de Pablo Neruda.
El poema "A Morte Devagar" fue publicado en su idioma original el 1° de noviembre de 2000, víspera del Día de Difuntos, en el periódico con el que colabora Medeiros y forma parte de su libro "Non-Stop, Crônicas do Cotidiano".
Ante la enorme dificultad de que estas “confusiones” sean evitadas en internet, manifiesta Medeiros que supo afrontar este contratiempo en el “humor suficiente como para reírse de todo eso”.
Quizás el origen de esta confusión comenzó en Italia, cuando el político italiano Clemente Mastella, líder de la Unión de Demócratas para Europa, leyó en el Senado el poema "Muere lentamente" al votar en contra de la moción de confianza solicitada por el entonces primer ministro Romano Prodi. Mastella demostró qué fácil es caer en este tipo de trampas y hacerse eco de algo que ronda por Internet, sin detenerse a comprobar autorías.
Valga esta aclaración para no creer que todo lo que se encuentra en internet es “una verdad inapelable”.
Explicación: