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Respuesta:Es motivo de gran gozo saludarle amable oyente. La Biblia Dice… le extiende cordial bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando las frases que pronunció el Señor Jesucristo desde la cruz. En esta oportunidad, David Logacho compartirá con nosotros lo que el Señor Jesús dijo a su madre y a su discípulo amado.
I. Introducción. Saludo, agradecimiento. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Juan 19:25-27. La Biblia dice: “Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” ¿Qué le parece? En los instantes de más intenso sufrimiento, los discípulos de Jesús, excepto Juan, estaban lejos. En cambio a cuatro mujeres no les importó el que les asocien con alguien que estaba muriendo como un indeseable, como la escoria de la humanidad y permanecieron juntas al pie de la cruz donde el Señor Jesucristo estaba siendo crucificado. De los personajes de esta escena podemos sacar enseñanzas útiles para nuestra vida espiritual.
II. De Jesús, aprendemos que sus palabras jamás fueron un mero discurso vacío de realidad práctica. Él dijo, según Juan 15:13 “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” La cruz para Jesús significó el hacer práctica su enseñanza. En la cruz del calvario Jesús estaba poniendo su vida por su discípulo amado, Juan, por las cuatro mujeres, incluyendo su propia madre, y aunque no lo dice el texto, también por sus enemigos, porque Jesús murió por todos los pecadores y todo pecador es enemigo de Dios por naturaleza.
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TOMÁS DE CRISTÓBAL FINI LLAMADO MASOLINO DE PANICALE (1383-1440)
TEMPLE SOBRE TABLA - PINACOTECA MUSEOS VATICANOS
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús en la Cruz, la Madre y el Discípulo
V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Lectura del Evangelio según San Juan 9, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre,
la hermana de su madre, María de Cleofás y María la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería,
dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo".
Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre!"
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
MEDITACIÓN
Alrededor de la cruz, gritos de odio,
a los pies de la cruz, presencias de amor.
Está allí, firme, la madre de Jesús.
Con ella otras mujeres,
undas en el amor alrededor del moribundo.
Cerca, el discípulo amado, no otros.
Sólo el amor ha sabido superar todos los obstáculos,
sólo el amor ha perseverado hasta al final,
sólo el amor engendra otro amor.
Y allí, a los pies de la cruz, nace una nueva comunidad,
allí, en el lugar de la muerte, surge un nuevo espacio de vida:
María acoge al discípulo como hijo,
el discípulo amado acoge a María como madre.
"La tomó consigo entre sus cosas más queridas" (Jn 19, 27)
tesoro inalienable del cual se hizo custodio.
Sólo el amor puede custodiar el amor,
sólo el amor es más fuerte que la muerte (Ct 8, 6).
ORACIÓN
Jesús, Hijo predilecto del Padre,
a los sufrimientos padecidos en la cruz
se añade el de ver junto a ti a tu Madre quebrantada por el dolor.
Te confiamos la desolación y el retorno
de los padres deprimidos ante los sufrimientos o la muerte de un hijo;
te confiamos el desaliento de tantos huérfanos,
de hijos abandonados o dejados solos.
Tú estás presente en sus sufrimientos
como lo estuviste en la cruz, junto a la Virgen María.
Que venga el día del encuentro,
en el cual será enjugada toda lágrima,
y habrá alegría sin fin.
Jesús,
moribundo en la cruz confías la Madre al discípulo amado,
el Apóstol virgen a la Virgen pura que te llevó en su seno.
R /. A ti la alabanza y la gloria por los siglos.