Narra brevemente la historia de la Caperucita Roja pero en un tiempo no cronológico (anacrónico). Puedes utilizar analepsis y prolepsis.
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4
Por un sendero en el bosque va caminando una niña, se dirige a la casa de su abuela, lleva una canasta de golosinas y lleva en la cabeza una caperuza roja.
Se encuentra con el lobo que le dice:
- ¿Caperucita, hacia donde vas?
A lo que ella contesta:
- A la casa de mi abuelita para llevarle esta cesta con golosinas.
El lobo le recomienda que tome un atajo para que llegue más rápido. Caperucita toma el camino recomendado, pero el lobo la había engañado para enviarla por el camino más largo y adelantarse hasta la casa de la abuelita y esperarla allá.
Mientras Caperucita sigue caminando recuerda cuando su abuelita le regaló la caperuza que lleva puesta.
- ¡Abuelita! Que bueno que viniste a visitarnos. ¿Para quien es ese regalo?
- ¡Para ti, mi tesoro! Te la hice yo misma.
- ¡Gracias abuelita! De ahora en adelante la usaré siempre.
A medida que se va acercando a la casa de la abuela va pensando en lo contenta que se va a poner su abuelita con todas esas golosinas.
- Hola abuelita, te traje una cesta con muchas golosinas.
- Mi Caperucita, que bueno que viniste a visitarme.
Ya llega a la casa y toca la puerta, una voz algo ronca le contesta:
- Pasen adelante, la puerta está abierta.
Caperucita ve un bulto en la cama, cuando distingue unas facciones muy extrañas que no son las de su abuela.
- ¡Abuelita! ¡Que ojos tan grandes tienes!
- Son para verte mejor, querida.
- ¡Abuelita! ¡Que orejas tan grandes tienes!
- Son para oirte mejor, querida
-¡Abuelita! ¡Que boca tan grande tienes!
-Es para comerte mejor, querida.
Y el lobo que estaba en la cama de la abuela se le echó encima y se la comió de un bocado, como había hecho con la abuela. Un leñador que pasaba oyó ruidos extraños y entró a la casa, vió al lobo con una barriga enorme, con un cuchillo se la abrió y sacó a Caperucita y a su abuelita.
Caperucita agradeció al leñador que las salvó y prometió portarse bien y no hablar con extraños.
Se encuentra con el lobo que le dice:
- ¿Caperucita, hacia donde vas?
A lo que ella contesta:
- A la casa de mi abuelita para llevarle esta cesta con golosinas.
El lobo le recomienda que tome un atajo para que llegue más rápido. Caperucita toma el camino recomendado, pero el lobo la había engañado para enviarla por el camino más largo y adelantarse hasta la casa de la abuelita y esperarla allá.
Mientras Caperucita sigue caminando recuerda cuando su abuelita le regaló la caperuza que lleva puesta.
- ¡Abuelita! Que bueno que viniste a visitarnos. ¿Para quien es ese regalo?
- ¡Para ti, mi tesoro! Te la hice yo misma.
- ¡Gracias abuelita! De ahora en adelante la usaré siempre.
A medida que se va acercando a la casa de la abuela va pensando en lo contenta que se va a poner su abuelita con todas esas golosinas.
- Hola abuelita, te traje una cesta con muchas golosinas.
- Mi Caperucita, que bueno que viniste a visitarme.
Ya llega a la casa y toca la puerta, una voz algo ronca le contesta:
- Pasen adelante, la puerta está abierta.
Caperucita ve un bulto en la cama, cuando distingue unas facciones muy extrañas que no son las de su abuela.
- ¡Abuelita! ¡Que ojos tan grandes tienes!
- Son para verte mejor, querida.
- ¡Abuelita! ¡Que orejas tan grandes tienes!
- Son para oirte mejor, querida
-¡Abuelita! ¡Que boca tan grande tienes!
-Es para comerte mejor, querida.
Y el lobo que estaba en la cama de la abuela se le echó encima y se la comió de un bocado, como había hecho con la abuela. Un leñador que pasaba oyó ruidos extraños y entró a la casa, vió al lobo con una barriga enorme, con un cuchillo se la abrió y sacó a Caperucita y a su abuelita.
Caperucita agradeció al leñador que las salvó y prometió portarse bien y no hablar con extraños.
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