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Respuesta:
Factores como la ventilación, las condiciones de limpieza, las características del edificio, los productos utilizados en los hogares, los hábitos culturales, el clima y el ambiente exterior influyen en la calidad del aire interior. Por lo tanto, se pueden esperar grandes variaciones entre distintas regiones de la UE.
Respuesta: La calidad del aire sigue siendo una cuestión importante para la salud pública, la economía y el medio ambiente. Exponerse a la contaminación atmosférica supone, por lo general, la exposición a múltiples contaminantes, y la mala calidad del aire tiene graves consecuencias para la salud, pues contribuye a las enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Las políticas europeas de calidad del aire han obtenido en el pasado resultados positivos en la reducción de la contaminación atmosférica.
Las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos en Europa disminuyeron durante el período 2002-2011. Esto se tradujo en una mejora de la calidad del aire en todo el continente (al menos en lo que respecta a determinados contaminantes). Sin embargo, una proporción significativa de la población europea vive en ciudades, donde aún se superan los valores límite de calidad del aire con regularidad. Las partículas en suspensión (PM) y la contaminación por ozono (O3) se asocian a graves riesgos para la salud, y la exposición a altos niveles de contaminantes orgánicos, en concreto los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), es motivo de creciente preocupación en el ámbito de la salud en Europa.
El objetivo a largo plazo de la UE de “alcanzar niveles de calidad del aire que no generen efectos y riesgos inaceptables para la salud humana y el medio ambiente” todavía está lejos de cumplirse. El aire que respiran los ciudadanos europeos a menudo no cumple con la normativa comunitaria. Los niveles actuales de contaminación tienen consecuencias evidentes para gran parte de la población urbana.
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