¿segun el texto anterior como se clasifica y porque ? LECTURA DON QUIJOTE DE LA MANCHA
En un lugar de la mancha cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un
hidalgo de los de lanza en astillero, adarga, antigua, rocín flaco y galgo corredor. Los ratos que estaba
ocioso que eran más del año, de daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que
olvido casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aún la administración de su hacienda; y llegó a
tanto su curiosidad y desatino en esto que vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para
comprar libros de caballerías. Se enfrascó tanto en su lectura que pasaba las noches leyendo de
claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así del poco dormir y del mucho leer se le secó el
cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Se le llenó de fantasías de todo aquello que leía en
los libros hasta que, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás loco
en el mudo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para
el servicio de su república, hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y
caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros
andantes se ejercitaban. Una vez decidido a convertirse en caballero andante, este bien hombre se
pasó un gran rato limpiando unas armas y una armadura que había heredado sus bisabuelos; a la
armadura le faltaba la celada, así que se la hizo de cartón. Enseguida pasó cuatro días pensando
qué nombre le pondría a su caballo, hasta que le pareció que no había mejor nombre que Rocinante,
y de ocho días más pensando en su propio nombre, hasta que llegó a la conclusión de que no había
mejor manera de llamarse que don Quijote de la Mancha. Por último, se dio a entender que no le
faltaba otra si no buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores
era un árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. Y fue a lo que se cree, que en un lugar cercano del
suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorando,
aunque según se entiende, ella jamás lo supo ni se dio cuenta de ello. Se llamaba Aldonza Lorenzo, y
a ésta le pareció ser bien el título de señora de sus pensamientos y, buscándole mucho del suyo y que
tirarse y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso
Respuestas
Respuesta:
En un lugar de la Mancha [2], de cuyo nombre no quiero acordarme [3], no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor [4]. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches [5], duelos y quebrantos los sábados [6], lantejas los viernes [7], algún palomino de añadidura los domingos [8], consumían las tres partes de su hacienda [9]. El resto della concluían sayo de velarte [10], calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo [11], y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino [12]. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera [13]. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años [14]. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro [15], gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba Quijano [16]. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
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