• Asignatura: Castellano
  • Autor: loaizasalome
  • hace 3 años

El chorro de las mozas
La villa de Penonomé está de fiesta. Se celebra un juego de balsería y de todos los contornos
se dirigen al poblado del cacique ansiosos de presenciar el encuentro entre los bandos rivales.
Entre las mujeres principales iban tres doncellas hermosísimas hijas de un noble, amigo de
Cherú y del señor de la comarca hacia la cual se dirigían.
Las tres muchachas sufrían en secreto. De nada les servía su condición ni su belleza. No tenía
importancia que su padre fuera un famoso guerrero dueño de tierras, de esclavos y señor de
muchos vasallos. Caobo, el hombre que ellas amaban no hacía caso de su amor.
Las lunas se fueron sucediendo y cuando llegó la fiesta de la balsería, las tres muchachas
engalanadas con sus naguas más lujosas y sus adornos más bellos, acudieron con los demás
al poblado de Penonomé, bien ajenas a la sorpresa que les esperaba.
Como de costumbre, Caobo fue en el juego, el centro de atracción de todas las miradas.
Por diversos caminos pero casi al mismo tiempo llegaron las doncellas a una de las orillas en
donde había una gran laja; un saliente de roca que llegaba hasta más allá del borde del río.
Se sorprendieron al verse juntas en tal lugar; pero quizá cada una comprendió lo que pasaba
en el corazón de la otra y no se hicieron preguntas. Se sentaron en la peña y miraron hacia el
río que se precipitaba sonoro por su lecho de piedras. Y su pena y su angustia por muchos
días contenidas estallaron al fin. Lágrimas incontenibles mojaban sus mejillas y llegaban
hasta la corriente que parecía gemir también, como acompañándolas en su quebranto y en su
duelo. Lloraban sin consuelo las tres mozas y su llanto inagotable caía y caía sin cesar, fue
haciéndose más fuerte con el correr de las horas, y convirtiéndose en tres chorros que se
precipitaban en las aguas del río con el fragor argentino de una masa de finísimos trocitos de
cristal que se despeñara de la altura.
La mayor de las tres hermanas miró un instante con los ojos todavía nublados la corriente
espumosa que sus lágrimas formaran. Llamada por las voces misteriosas que parecían surgir
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de las ondas, se acercó aún más al borde de la roca. De pronto abrió los ojos
extraordinariamente, curvó sus labios una sonrisa placentera, abrió los brazos y se dejó
arrastrar cuesta abajo hacia el abismo. No tocaba su cuerpo el fondo, cuando la siguieron las
otras dos. Ambas habían advertido sus gestos y al ver el súbito resplandor que iluminaba el
rostro de su hermana al lanzarse al vacío, creyeron que allí abajo estaba la felicidad y fueron
en pos de ella.
La muerte no vino para las tres mozas en aquellas profundidades. Los genios de las aguas las
habían recibido. Un rato permanecieron aletargadas; cuando volvieron en sí, se miraron
sorprendidas. Rieron olvidadas de todo. Podían lo mismo que en la tierra vivir bajo las aguas.
Allí se quedaron libres de todo padecimiento terrenal.
Las hijas de Tobalo no volvieron a salir de su mundo acuático. Allí se quedaron para siempre,
y a veces se las ve. En la noche de San Juan, en el preciso instante en que se pasa de uno al
otro día, se las oye retozar bulliciosas y alegres. Los pescadores y los que salen en tal día y
en tal momento a bañarse en el río las han visto. Juguetonas y sonrientes, las tres ofrecen con
grato ademán a los que allí se encuentran, sus totumas y sus peines de oro. ¡Pobre de los
incautos que se disponen a tomarlas!
—Aquí las tienen —dicen ellas con hechizante sonrisa— vengan a buscarlas.
Las tiran a un gran charco en donde todos las ven flotar. Al contemplar así, al alcance de su
mano los objetos de oro, los que los quieren siguen el fatal consejo de las mozas y allá se
dirigen. Un fuerte remolino los recibe. Intentan escapar, pero las olas los envuelven. Un grito
de auxilio, una mano que se agita. Después, nada. Las aguas pasan despreocupadas y
tranquilas por encima de las víctimas de las tres mozas que vengan así su desdeñado amor.
8. Luego de leer la anterior leyenda determina su superestructura
subrayando en el texto cada parte.
9. ¿Los hechos que se narran en esta leyenda son comunes o imaginarios?
Explica tu respuesta.
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Respuestas

Respuesta dada por: martinezvegamonikama
5

Respuesta:

si me das corona te paso mi número y te doy mi pack

Respuesta dada por: yarisamudio22
1

Respuesta:

titulo del chorro de la mozas

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