beneficios y el impacto economico en mexico
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El impacto social y económico de este cierre temporal es enorme. A nivel global, se estima que podrían perderse 25 millones de empleos, y en México se pronostica que la cifra podría alcanzar entre los 1.2 millones y los 2 millones este año. De hecho, del 13 de marzo al 31 de abril se perdieron 753,280 puestos de trabajo, más del doble de los empleos creados en todo 2019. Los efectos directos e indirectos de la pandemia podrían producir además una contracción mundial de alrededor de 3% del PIB, y en México se estima que la reducción sería de más del 6%, lo cual exacerbaría la desigualdad y la pobreza.
Para amortiguar el impacto económico que tendrá la pandemia a nivel nacional y global, resulta crucial atender los retos que el mundo ya enfrentaba antes de esta crisis sanitaria, ya que no sólo condicionan nuestra capacidad de recuperación, sino la sostenibilidad de esa recuperación. En primera instancia, lo que esto implica es reconocer que la degradación ambiental y el cambio climático incrementan la propagación de enfermedades infecciosas como el COVID-19 y que exacerban la pobreza y las condiciones de desigualdad social.
Los ejemplos son numerosos. Por el lado de la salud, el riesgo a morir por COVID-19 es mucho más alto para las personas que viven en zonas con altos niveles de contaminación del aire provocada por la quema de combustibles fósiles, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Harvard, y se proyecta que el cambio climático alterará el rango y la distribución de enfermedades como el Zika, Lyme, el dengue y el virus del Nilo Occidental.
Por el lado de la desigualdad y la pobreza, se sabe que las personas pobres son más vulnerables a tensiones vinculadas al clima, incluyendo enfermedades gastrointestinales durante olas de calor, inundaciones o estrés hídrico, disminución en el rendimiento de las cosechas, entre otros factores. De hecho, desde el año 2000, la tasa de personas que mueren a causa de desastres es sietes veces mayor en los países pobres que en los países ricos. En México, los municipios de más alto riesgo al cambio climático son viviendas de bajos ingresos e infraestructura pública insuficiente. También los impactos asociados a la quema de combustibles fósiles, como la contaminación del aire, son mucho más graves en regiones de menor desarrollo: 97% de las ciudades de países de bajos ingresos no cumplen con los niveles mínimos de calidad del aire, y más de 3 mil millones de personas están expuestas a contaminantes provenientes de la quema de queroseno y biomasa para satisfacer las necesidades energéticas de sus viviendas.
Conscientes de la importancia de tomar en cuenta objetivos de largo plazo como la actual crisis climática, varios países ya están haciendo llamados para anclar sus paquetes financieros y de rescate económico con otros que tienen objetivos verdes y sustentables. En este sentido, el gobierno de México tiene la oportunidad de promover la competitividad y avanzar en una agenda de mayor equidad (como la que plantea en su Plan Nacional de Desarrollo) si consideran los impactos del calentamiento global y los beneficios que genera enfrentarlo. Con ello, además, se alejaría de una economía basada en combustibles fósiles, cuya alta volatilidad de precios vulnera la estabilidad económica y financiera del país.