LECTURA CRÍTICA
El ADN, la llave maestra de la evolución humana
Los avances en genética incorporan matices fundamentales al clásico debate sobre si nacemos o nos
hacemos. Las mutaciones esconden la clave de esta revolución en ciernes
JAVIER SAMPEDRO
3 JUN 2017 - 18:23 EDT
Dos gemelos con xeroderma
pigmentosa, alteración del ADN que les
impide exponerse al sol y a los rayos
ultravioletas para evitar el cáncer. REGIS
DUVIGNAUEGIS DUVIGNAU REUTERS
Como objeto químico, el ADN puede
reclamar una nutrida lista de padres:
Mendel, Bateson, Luria, Delbrück,
McClintock, Chargaff, Franklin, Watson,
Crick, Venter. Como objeto de polémica,
sin embargo, el ADN se puede rastrear
hasta un solo nombre, y uno bien notable.
El de Francis Galton, el primo listo
de Darwin, como se le llama a veces con ingeniosa mala uva (contra Darwin, se entiende).
Los genes y el destino
¿Cuánto sabes sobre el ADN?
Fue Galton quien planteó la forma moderna del gran debate “naturaleza
contra crianza” (tiene más sonoridad en inglés: nature vs nurture). ¿Nacemos
o nos hacemos? El ADN se suele identificar con el “nacemos”, y el
aprendizaje, con el “nos hacemos”. Pero esto no es más que un error
generalizado y persistente. La realidad es mucho más interesante que todo
eso.
El ADN es la forma en que la crianza se graba en nuestra naturaleza. El
zoólogo y escritor británico Matt Ridley lo llama nature vía nurture, a la
naturaleza mediante la crianza, en una solvente paráfrasis del dilema
galtoniano. Esta es la clave para entender el ADN como objeto de polémica.
Pese a la actual manía de las redes sociales, el mejor índice para evaluar la
importancia de un problema sigue siendo la edición de los mejores libros. Y
el ADN se ha llevado cuatro de estos óscar en los últimos meses. Mi gran
familia europea, de Karin Bojs; El ADN dictador, de Miguel Pita; El gen, de Siddhartha Mukherjee, y Breve
historia de todos los que han vivido, de Adam Rutherford.
El cáncer es un buen ejemplo para ilustrar las complejas armonías internas de la cuestión “hace o se hace”
que centra nuestro debate Tomemos el cáncer. Pocos cánceres son hereditarios, pero todos son genéticos,
porque se deben a una acumulación de mutaciones en el texto del ADN de nuestras células. Cada una de
nuestras neuronas o de nuestras células del hígado lleva una copia del genoma humano entero y gracias a
eso puede funcionar. El ADN no es solo el vehículo de la herencia de padres a hijos, sino también el manual
de funcionamiento de cada una de nuestras células durante toda nuestra vida.
El tratamiento del cáncer ya se está beneficiando de la tecnología del ADN, pese a que la oncología genómica
está solo en sus comienzos. Los líderes de esta disciplina, como Bert Vogelstein, calculan que los principales
tumores se deben a la acumulación a lo largo de la vida de media docena de mutaciones clave de entre las
miles que acumula cualquiera de nuestras células, y en particular las cancerígenas. Estas mutaciones son
distintas en cada tipo de tumor. En las mujeres con cáncer de mama, por ejemplo, ya es una práctica común
analizar sus genes clave, porque de ello depende el tratamiento óptimo, sea una modesta quimio o una radical
extirpación preventiva de las mamas. Esta estrategia se está generalizando en otros tipos de cáncer.
1. ¿Quién es el
autor?
2. ¿Qué pretende?
3. ¿Dónde y cuándo
se ha publicado?
4. ¿De que tipo de
texto se trata?
5. ¿Qué tipo de
información
aporta?
6. ¿Qué datos se
destacan y se
minimizan?
7. ¿Qué es lo que se
da a entender?
8. ¿ A quién se cita
y a quién No?
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Respuesta dada por:
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son muchaz bro que asco wuey
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