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I de Lima circuló el 1 de diciembre de 1743. Los virreyes no consideraron que requirieran financia- 1 ción particular unas hojas impresas que por lo general reproducían informaciones de las Gacetas de
Madrid y destacaban las noticias de Europa por sobre las de Lima. ' Entre 1768 y 1790 existe un
vacío historiográfico acerca de la circulación de las Gacetas. Es desconocida la tirada que habrÍan
l tenido estos periódicos oficiales pero quizás no llegaron ni siquiera a una centena. Se puede afir-
mar que la capacidad de difusión de estos medios de comunicación fue extremadamente limitada ya
que ella estuvo circunscrita al entorno del poder cortesano del virrey. Escasos ejemplares fueron
i remitidos a la Corte de Madrid para mantener informados a las autoridades indianas.
1 La reaparición de la Gaceta de Lima en 1793 bajo el gobierno del virrey Gil de Taboada y
1 Lemus trajo la novedad de permitir la información política sobre la guerra entre Francia y España.
Así comentó Hipólito Unanue esta novedad:
Los extraños sucesos de la revolución francesa que traían en agitación a toda la tierra, hicieron necesaria la
publicación de la Gaceta de Lima, a fin de que la capital y el virreinato tuviesen un papel acreditado en que
poderse instruir de ellos (bajo el aspecto que los presenta la Gaceta de Madrid). Por este medio, se conseguía
saciar la curiosidad pública, dar un nuevo entretenimiento útil y evitar el que no hallándose un papel público
en que instruirse sobre estos raros sucesos, se buscasen las papeletas y demás escritos de este genero, nada
seguros, cuando las opiniones singulares se veían cundir por todas partes y que podían derramar el veneno en
esos papeles, privados sobre el corazón de los incautos.
En el más claro precepto ilustrado, la información política se consideraba un asunto de ins-
trucción política incuestionable. Esta Gaceta fue editada en la imprenta de Guillermo del Río. Si
bien el contenido de este periódico oficial experimentó un significativo cambio respecto a lo que
habían sido sus antecesores, su ámbito de lectura continuó siendo estrecho debido a su limitada cir-
culación dentro de los círculos cortesanos.
Hubo que esperar hasta la puesta en circulación de otro periódico oficial para advertir un nue-
vo cambio en la forma de difusión de la prensa gubernamental. En marzo de 1805, Guillermo del
Río fue autorizado por el gobierno a reemplazar el intrascendente Telégrafo Peruano que circulaba
desde 1796 por la Minewa Peruana. El cambio de título no fue sino el inicio de una innovación
trascendental. La guerra entre España e Inglaterra hizo que el virrey marqués de Avilés (1 801- 1806)
se viera en la necesidad de auspiciar un espacio para hacer propaganda a favor de la causa española.
El estallido de la crisis española en mayo de 1808 llevó al virrey José Fernando de Abascal (1806-
18 16) a autorizar a del Río la búsqueda de suscriptores para contribuir con ese ingreso económico
al sostenimiento de la causa española contra la invasión francesa. En otro gesto inédito, la máxima
autoridad virreinal permitió al editor usar como creyese conveniente la propaganda política para
mantener la lealtad de la población a la causa de Fernando VII. Del Río orientó la información polí-
tica de este periódico hacia lo que el virrey y la población deseaban ver publicado. En sus palabras,
sólo así la Minewa podía servir:
De guía a sus moradores para el acierto de sus cálculos, y las reflexiones de su autor enlazadas con una justi-
cia critica, les sirvieron varias veces, no sólo de un simple entretenimiento sino de un poderoso aliciente al
desempeño que liga a cada uno a favor de la patria. '
Bajo esa intencionalidad, la Minewa Peruana convirtió el rumor en noticia. Esta práctica se
volvió crónica al tornarse casi imposible la comunicación con la península ibérica invadida por las
Surgieron en el contexto de la difusión de ideas ilustradas. Estas fueron promovidas por la misma Corona, por esa razón hubo cierta apertura para la publicación y circulación de textos críticos.