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Respuesta:
El materialismo es la doctrina filosófica que postula que la materia es lo primario y que la conciencia existe como consecuencia de un estado altamente organizado de esta, lo que produce un cambio cualitativo.
En cuanto a la relación del pensamiento humano y el mundo que nos rodea y la cognoscibilidad de ese mundo, el materialismo afirma que el mundo es material y que existe objetivamente, independientemente de la conciencia. Según esta concepción, la conciencia y el pensamiento se desarrollan a partir de un nivel superior de organización de la materia, en un proceso de reflejo de la realidad objetiva.
El materialismo también sostiene que la materia no ha sido creada de la nada, sino que existe en la eternidad y que el mundo y sus regularidades son cognoscibles por el humano, ya que es posible demostrar la exactitud de ese modo de concebir un proceso natural, reproduciéndolo nosotros mismos, creándolo como resultado de sus mismas condiciones y además poniéndolo al servicio de nuestros propios fines, dando al traste con la “cosa en sí, inasequible”.
Respuesta: Las éticas materiales se caracterizan por los dos rasgos siguientes:
presentan un objeto, propiedad o estado de cosas como un Bien Supremo (el placer, el dinero, el poder, la felicidad, la contemplación de Dios....);
declaran como buenas aquellas conductas o acciones que permiten la realización del Bien Supremo y como malas aquellas conductas o acciones que nos alejan del Bien Supremo.
Estas éticas sólo pueden describir los mandatos como preceptos necesarios para la realización de algo considerado como bueno. El carácter de bien que tiene lo considerado Bien Supremo le viene dado por su dependencia con nuestra facultad de desear, y por tanto por el egoísmo.
No hay que confundir ética material con ética materialista; la ética materialista es aquella que identifica el Bien Supremo con un bien material (el dinero, los placeres sensibles, por ejemplo); lo contrario de una ética material es una ética formal, lo contrario de una ética materialista es una ética espiritualista. La ética espiritualista identifica el Bien Supremo con un bien espiritual (Dios, por ejemplo). La ética de Santo Tomás es ética espiritual pero también material; la ética epicúrea, al poner el Bien Supremo en el placer corporal (en su lectura más popular, aunque no la más correcta), es una ética material y materialista.
Las tres críticas fundamentales que hace Kant a las éticas materiales son:
las éticas materiales son empíricas;
sus preceptos son hipotéticos o condicionales, y
son heterónomas.
y se resumen en la tesis de que las éticas materiales no pueden explicar la existencia de mandatos absolutos (los imperativos categóricos) ni la existencia de libertad, característica fundamental de la conducta moral.