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Para sacar el máximo provecho energético a nuestras comidas, es importante entender en que orden debemos comer los alimentos, de manera que, aparte de comer, lleguemos a nutrirnos, es decir asimilar y transformar en sangre nutritiva lo que hemos comido.
Por ejemplo, a menudo escuchamos que es muy saludable comer frutas o ensaladas, pero si no las comemos en su momento y en su orden adecuado, sus posibles beneficios pueden acabar debilitándonos, produciendo un gran desgaste energético a nuestro sistema digestivo.
Es conveniente comenzar las comidas con una sopa ligeramente salada. Con esta costumbre reforzamos el sistema digestivo ya que facilitamos la secreción de jugos gástricos imprescindibles para la digestión de las proteínas.
Si empezamos la comida con ensalada o fruta o alimentos fríos y crudos, diluimos los jugos gástricos y el estómago pierde parte de su capacidad y calor para digerir los siguientes alimentos que entren en él. La sensación será de pesadez, frío, etc.
Tras la sopa es el momento de ingerir las proteínas. Si son de origen animal es conveniente comerlas solas, para que el estómago las procese rápidamente y dé luego paso a los hidratos de carbono. Si optamos por comer legumbres como fuente de proteínas (mucho mas recomendable), entonces las podemos comer a la vez que los cereales, ya que se complementan y se digieren a la vez.
Los hidratos de carbono empiezan a digerirse en la boca con la saliva y la masticación y terminan su proceso en el intestino. Por ello deben comerse tras las proteínas, ya que el estómago no se encarga de ellos.
Para finalizar y completar nuestro menú deberíamos terminar nuestra comida con unas verduras, las mejores las de sabor dulce, como la mayoría de las raíces, coles, calabazas, etc. y si la estación es muy calurosa, un poco de ensalada. Las hojas verdes escaldadas también son un complemento ideal y nos aportarán calcio, hierro y muchas vitaminas.
Si terminas la comida con un postre dulce o frutas, te sentirás pesado, la digestión se ralentizará y tendrás sensación de hinchazón, sueño, insatisfacción y hambre al poco rato… Un buen postre es una tacita de infusión como el té bancha, la albahaca, kukicha, rooibos, arroz tostado o café de cereales.
¡Ya veréis que diferencia! Buen provecho.