• Asignatura: Castellano
  • Autor: Anónimo
  • hace 3 años

haz una lista de por lo menos 5 posibles
actividades a realizar para mantener la resiliencia, recuerda que la
resiliencia es la capacidad para adaptarnos y enfrentar todas las situaciones y
emociones que experimentamos






texto:
Había una vez un lugar como cualquier otro donde puedas estar, donde había una
tienda, como la de cualquier otro lugar.
Pero no solo vendían comestibles y productos de limpieza. No, en ese
establecimiento se vendían al peso alegría y felicidad.
La noticia pronto llegó a oídos de una persona que normalmente estaba
completamente triste. Caminaba encorvado y arrastrando los pies. Se paró frente
a la tienda, y con pesadumbre se acercó al mostrador, algo desinteresado, le
preguntó al Señor Tendero ¿Venden aquí alegría?
¡Claro! le dijo corriendo a la trastienda. El tendero volvió enseguida y dejó encima
del mostrador una botella transparente, aparentemente vacía. La envolvió
cuidadosamente y la introdujo en una bolsa.
Aquí tiene, le dijo, ofreciéndole la compra con una gran sonrisa. El hombre lo miró
extrañado, pero viendo al tendero tan seguro, le pagó y salió de la tienda con la
sensación de haber sido estafado. ¿Cómo era posible que una botella vacía
pudiera contener felicidad? No podía entender eso, así que salió de la tienda, y se
fue de regreso a su casa.
Caminó con el mismo paso de siempre, arrastrando los pies, la cabeza agachada.
Cuando llegó a casa abrió la bolsa, y vio la botella, encontró un papel en el que
decía: Cuando se sienta triste, siga las instrucciones.
1. Quitar el tapón y aspirar profundamente el aire de la botella. 2. Tapar
inmediatamente la botella. Se recomienda no hacer más de una aspiración al día.
Puede ocasionar empacho de felicidad.
El hombre triste siguió cuidadosamente las instrucciones, y decidió en ese mismo
instante probar sus efectos. Destapó la botella y aspiró con fuerza. Fiuuuu,
rápidamente, siguiendo las instrucciones, volvió a taponar la botella.
A los pocos minutos empezó a sentirse muy contento. Canturreaba y bailaba
dando vueltas por toda la casa, salió a la calle y, sonriendo a todos, vio que todo el
mundo le devolvía la sonrisa. A la hora de regresar, el efecto milagroso se iba
pasando y, poco a poco, se volvió a poner triste, se acostó pensando que hacía
años que no se había sentido tan feliz.
Además, seguía sintiéndose extraño de que, con una botella vacía, pudieron
venderle felicidad. ¿Acaso tenía algún hechizo mágico? No dejaba de darle
vueltas en su cabeza ese asunto, hasta que se quedó profundamente dormido.

Al día siguiente, nada más despertar, destapó la botella y aspiró con mucha fuerza
tapándola inmediatamente. Fiuuuuuuuuuuuu de inmediato, regresó el apetito, que
por causa de la tristeza había perdido.
Fue a la cocina, encontró fruta y se hizo una deliciosa ensalada. La endulzó con
miel y eso le supo a un cachito de cielo, se sentía lleno de júbilo y con fuerzas
renovadas, y eso lo puso de buen humor.
Salió a la calle y, lo mismo que el día anterior, empezó a cantar y bailar
demostrando a toda la gente su alegría. Tenía ganas de hacer cosas, de ver
gente, en fin, de que todos los demás se dieran cuenta que había recuperado la
dicha.
No fue hasta el anochecer cuando notó que de nuevo la tristeza se apoderaba de
su ánimo. A pesar de saber que no debía hacerlo, fue a buscar la botella, la
destapó y aspiró con todas sus fuerzas tres veces seguidas. “Fiuu, fiuu, fiuu.”
Al momento, comenzó a reír cómo un loco. No paró de bailar, cantar y reír en toda
la noche, hasta que estuvo tan cansado que cayó como desmayado. Durmió
tranquilo y plácidamente, sus sueños eran entre nubes de algodón.
No despertó hasta el atardecer del día siguiente. Efectivamente, había tenido un
empacho de felicidad tan grande que estaba exhausto. No aspiró el aire milagroso
esa tarde.
A la mañana siguiente no se despertó tan triste como en otras ocasiones, era
como si el efecto del aire se mantuviera, decidió no aspirar de la botella hasta casi
mediodía. “Fiuu” ahora, solo una vez y de nuevo se puso muy alegre contagiando
a todo el que veía.
Así estuvo un tiempo. Notó que cada vez tenía menos necesidad de aspirar el aire
de la botella, porque sin apenas darse cuenta fue olvidando su tristeza, tanto, que
un día se olvidó de ella por completo.
Y así, la alegría, la felicidad, el júbilo vienen de uno mismo, del aire que
respiramos, de nuestras ganas de vivir y de salir adelante y de compartir todas
esas emociones con los demás, a través de buenas acciones.

Respuestas

Respuesta dada por: patriciagarcia1777
4

porque las acciones buenas a través de los demás

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