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Explicación:
Aproximadamente 15 familias inmigrantes de Pujilí se han dedicado a realizar esta tradicional actividad.
COTOPAXI, LA HORA
Un rasgado suave con el puntiagudo formón compone poco a poco la silueta del rostro de madera labrado a mano, característico en diferentes culturas indígenas andinas.
El tallado de la madera es una actividad que se realiza desde épocas ancestrales en casi todo el mundo. En sus inicios daba forma a las difrentes armas para la caza y la pesca, con el paso del tiempo, se fue perfeccionando la técnica hasta ser parte de la edificación de viviendas, elaboración de muebles lujosos y hasta accesorios para el hogar.
Desde la antigüedad, esta habilidad no fue esquiva para los indígenas panzaleos, quienes la han realizado de una manera especial, plasmando entre sus creaciones diferentes rostros de personas, animales andinos e incluso grandes representaciones culturales del país.
Julio Toaquiza es uno de los personajes que no ha dejado esta tradicional ocupación que durante mucho tiempo fue el principal del sustento económico de su familia. “La mayor parte de mi vida me he dedicado a fabricar las máscaras de madera y me siento muy contento porque gracias al trabajo honrado salí adelante y he preparado a mis hijos”, dijo mientras daba forma a una máscara.
ELABORACIÓN. Cada una de las piezas son fabricadas con el tronco de un pino tierno.
Cada detalle cuenta
El proceso para realizar estos inigualables objetos demanda de una particularidad especial, y es que la paciencia es un requisito fundamental porque cada detalle es el valor agregado que tiene cada pieza.
El proceso de elaboración dura aproximadamente dos meses desde la adquisición de la materia prima con el pino tierno hasta los últimos toques finos de pintura.
María Ugsha, esposa de Julio, comenta que pese a que se trata de una tarea muy esforzada, siempre existen otros aspectos muy singulares a tomar en cuenta y que son la subsistencia y el futuro de sus hijos, por lo que esa es una de las razones por las que con mucha motivación efectúa esta actividad.
“La labor es dura, pero no nos importa viajar lejos para vender nuestros productos; siempre con humildad, respeto y consideración a las personas y dando gracias a Dios por las fuerzas que nos da para esforzarnos”, dijo.
Preferencia de los clientes
En Pujilí varias son las familias que se dedican a tallar, pintar y vender estas piezas que causa mucho interés de las personas, especialmente de los extranjeros, quienes son el principal objetivo de estos artistas.
Esta labor es parte del complemento de las pinturas de Tigua y su elaboración también está ligada según a los requerimientos y los gustos de los compradores, puesto que los artesanos afirman que es importante atender las preferencias de los clientes para garantizar el éxito de su trabajo. (DT)
Datos
El precio de cada artículo depende de su tamaño. Por lo general oscila entre los 5 y 90 dólares.
Las pinturas y el tallado de máscaras son una característica representativa de las comunidades de Tigua.