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Respuesta:
Aunque el narcotráfico, la minería y la tala ilegal representan una amenaza concreta para los bosques, son la agricultura y la ganadería, sin duda, los principales motores de la deforestación. «Lamentablemente, el concepto actual no radica en la eficiencia, sino en aumentar el área de cultivo, cuando lo que se debería hacer es producir lo mismo en un espacio más reducido», sostiene la bióloga Hivy Ortiz, oficial forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Explicación:
Las áreas naturales protegidas son espacios que tienen legislación específica para su conservación. Son sitios que, en general, no se tocan y donde no hay gran afectación de cambio de cobertura forestal. Fuera de las áreas protegidas se presenta la deforestación, principalmente por la agricultura que compite por tierras y, por tanto, talan los bosques, o por expansión de ganadería. La propuesta de la FAO es hacer más eficientes los sistemas productivos de alimentos para que no sean producidos destruyendo bosques y causando deforestación, sino en terrenos destinados a la producción agrícola. Sin embargo, las áreas naturales protegidas y los bosques vírgenes cuentan con una gran biodiversidad y, por tanto, mucho alimento sano, que se producen de forma natural y no provocan deforestación.
¿Y qué pasa con la biodiversidad de las áreas naturales protegidas y de los bosques primarios?
Las comunidades que viven cerca de estas zonas o mantienen una producción natural de sus recursos contribuyen con su conservación. Y eso estamos promoviendo en FAO, la recuperación de alimentos olvidados que continúan utilizando las comunidades tradicionales, así como la valoración de alimentos que se extraen de los bosques.