Respuestas
Respuesta:
La buena alimentación durante la infancia y la adolescencia es necesaria para lograr un estado de salud y un desarrollo óptimos. A la vez va a ser útil para prevenir enfermedades de alta incidencia en edades posteriores como la hipertensión, la obesidad o cardiopatías.
FACTORES:
Determinantes biológicos como el hambre, el apetito y el sentido del gusto. Determinantes económicos como el costo, los ingresos y la disponibilidad en el mercado. Determinantes físicos como el acceso, la educación, las capacidades personales (por ejemplo, para cocinar) y el tiempo disponible.
1-La emoción de la tristeza, o aburrimiento: diferentes estudios afirman que tanto el estrés como la tristeza, la ansiedad o el aburrimiento influyen de forma diferente en la manera de relacionarnos con la comida. En ocasiones incrementando la ingesta como en el caso del aburrimiento y en otras disminuyéndola como en situaciones de tristeza. En algunas situaciones somos conscientes de estas asociaciones y en otras lo hacemos de forma inconsciente. Resulta difícil establecer de forma clara cómo es la relación entre la emoción y la ingesta, cuál es la causa y cuál es la consecuencia.
2- El placer o sentimiento de culpa: en muchas ocasiones se dice que comemos por placer. En este caso a la alimentación no se le atribuye únicamente la función nutritiva sino que también se le atribuye la sensación placentera y desestresante. Se relaciona este placer con los alimentos que tomamos, las personas que nos rodean, el momento del día, los recuerdos que nos evocan, el entorno en el que nos encontramos… Todas estas sensaciones hacen que se establezca una retroalimentación entre los alimentos consumidos y las emociones sentidas.
3-La emoción de la rabia, ansiedad, irritabilidad o vergüenza: estas emociones pueden aparecer tras consumir alimentos que consideramos poco saludables, muy calóricos o que no forman parte de nuestra rutina habitual de alimentación. En ocasiones estas situaciones aparecen muy relacionadas con el estrés que afecta tanto a nuestra salud de forma directa como a los comportamientos que presentamos en nuestra conducta alimentaria. Diferentes estudios muestran respuestas diversas en los individuos sometidos a estrés con respecto a su forma de alimentarse, pudiendo aumentarse o disminuirse su apetito y, por tanto, su ingesta.
4-Personas sometidas a niveles elevados de estrés pueden responder a esta situación incrementando la ingesta o el consumo de alimentos altamente calóricos y poco saludables con el consiguiente riesgo de presentar problemas de sobrepeso u obesidad e incluso, trastornos del comportamiento alimentario como bulimia, si tras estas ingestas se llevan a cabo mecanismos compensatorios peligrosos para el organismo. En cambio, también podemos encontrarnos con personas que responden con lo que se suele expresar como “no tengo hambre, se me ha cerrado el estómago”, en esta situación las posibles consecuencias negativas dependerán principalmente del tiempo en que la persona se encuentre inapetente y con una ingesta insuficiente.
5-La influencia de la industria alimentaria: otra aportación interesante a nuestra forma de alimentarnos la proporciona la industria alimentaria con el uso de aditivos como potenciadores del sabor por un lado y por otro con importantes inversiones en publicidad que en ocasiones condicionan el sentimiento que vamos a experimentar tras la ingesta de un determinado alimento.
Perdón si es mucho texto :,))