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Explicación:
Consentimiento de las partes
Las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas se despliegan con el consentimiento de las partes principales en conflicto. Esto requiere que las partes asuman un compromiso para avanzar hacia un proceso político. El consentimiento garantiza a las Naciones Unidas la libertad de acción política y física necesaria para llevar a cabo las tareas de su mandato.
Sin el consentimiento, la operación para el mantenimiento de la paz corre el riesgo de convertirse en parte en el conflicto y de verse arrastrada a aplicar medidas de imposición de la paz, apartándose de su función original.
El hecho de que las partes principales den su consentimiento al despliegue de una operación de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas no necesariamente implica ni garantiza que haya un compromiso total en el interior de cada una de las partes, sobre todo si esas partes están divididas en el plano interno o su control y dirección son débiles. La universalidad del consentimiento es aún menos probable cuando las condiciones son inestables, caracterizadas por la presencia de grupos armados que escapan al control de las partes o por la presencia de otros elementos que amenazan el proceso.
2. Imparcialidad
La imparcialidad es fundamental para mantener el consentimiento y la cooperación de las partes principales, pero no debe confundirse con la neutralidad ni la pasividad. El personal de paz de las Naciones Unidas debe ser imparcial en su trato con las partes en el conflicto, pero no neutral en la ejecución de su mandato.
Una operación de mantenimiento de la paz es similar a un buen árbitro que se mantiene imparcial, pero que sanciona las infracciones. La operación no debe tolerar las acciones de las partes que infrinjan los compromisos asumidos en el marco del proceso de paz ni las normas y los principios internacionales que sostienen la operación.
A pesar de la necesidad de establecer y mantener buenas relaciones con las partes, una operación de mantenimiento de la paz debe evitar escrupulosamente las actividades que puedan comprometer su imagen de imparcialidad. Una misión no debe apartarse de la aplicación rigurosa del principio de imparcialidad por temor a una mala interpretación o a una represalia.
Hacerlo supondría poner en peligro la credibilidad y legitimidad de la operación de mantenimiento de paz y podría llevar a que una o varias partes retiren su consentimiento.