• Asignatura: Historia
  • Autor: bastidasmolanomonica
  • hace 3 años

un resumen del Principito capítulo 23 y 22 hasta el 27​


valeryalvarez1210: DEL 23 HASTA LA 27?
valeryalvarez1210: PORFA RESPONDE PARA AYUDARTE :((
valeryalvarez1210: !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
valeryalvarez1210: AQUI TIENES NO PUEDO RESPONDER PERO NO IMPORTA, SOLO ESTOY AYUDANDO :(
valeryalvarez1210: Las palabras del principito danzaban en mi mente. Como el principito se dormía, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino. Y la roldana gimió como una vieja veleta cuando el viento ha dormido mucho.
valeryalvarez1210: En mis oídos sonaba aún el canto de la roldana y veía temblar al sol en el agua agitada.

¡Comprendí entonces lo que él había buscado!

Levanté el balde hasta sus labios y el principito bebió con los ojos cerrados. Había nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos.
huppbarbara866: si me das la coronita a mí, ahorita te hago el resumen más chiquito
bastidasmolanomonica: bueno

Respuestas

Respuesta dada por: huppbarbara866
3

Aparece un zorro y saluda al principito. El principito le propone que jueguen juntos porque se encuentra muy triste. Después de unos minutos en los que se queda pensativo, el principito le dice al zorro que cree que una flor lo ha domesticado. El principito se angustia, pero el zorro le explica que, a pesar de las lágrimas, habrá ganado el color del trigo, porque cuando vea los campos pensará en su amigo.

El principito no contesta si tiene o no sed, pero dice que el agua puede ser buena para el corazón. A causa del cansancio, el principito se sienta y el narrador sigue su ejemplo. Como el principito está por quedarse dormido, el narrador lo lleva en sus brazos y siente que lo que lleva es en realidad un tesoro. Piensa que lo que más lo conmueve sobre el principito es el modo en que resplandece en él su amor por la rosa, como una lámpara.

El principito tira de la cuerda y ríe porque han despertado al pozo. Al día siguiente, el narrador se acerca al lugar donde dejó al principito. En ese momento, el principito le dice que se alegra de que haya podido reparar el avión, lo que sorprende al narrador porque todavía no se lo ha contado. El principito le explica que él también va a volver a casa esa noche, pero que está lejos y el camino es difícil.

Le dice que cuando mire las estrellas no va a saber cuál de ellas es la del principito, y por eso todas lo van a alegrar


bastidasmolanomonica: hola ya
bastidasmolanomonica: igo
bastidasmolanomonica: jk
bastidasmolanomonica: jj
huppbarbara866: listo, mi corona
Respuesta dada por: YORLLYI
4

Fue también por el cordero y preocupado por una

profunda duda, cuando el principito me preguntó:

–¿Es verdad que los corderos se comen los arbustos?

–Sí, es cierto.

–¡Ah, qué contesto estoy!

No comprendí qué importancia tenía para él que los

corderos se comieran los arbustos. Pero el principito

añadió:

–Entonces se comen también los Baobabs.

Le hice comprender que los baobabs no son arbustos, sino

árboles tan grandes como iglesias que incluso llevando

todo un rebaño de elefantes, no lograría acabar con un

solo baobab.

Esto del rebaño de elefantes hizo reír mucho al principito.

–Habría que ponerlos unos sobre otros…

23

Y luego añadió juiciosamente:

–Los baobabs comienzan por ser muy pequeñitos.

–Es cierto. Pero… ¿por qué quieres que tus corderos se

coman a los baobabs?

me contestó: "¡Vamos!" como si fuera algo evidente.

me fue necesario un gran esfuerzo para comprender el

problema:

En el planeta del principito había, como en todos los

planetas, hierbas buenas y hierbas malas y, por lo tanto,

semillas de unas y otras. De las buenas semillas salían

buenas hierbas y de las semillas malas, malas hierbas. Las

semillas duermen en el secreto de la tierra durante un

tiempo, hasta que, un buen día, una de ellas despierta en

una encantadora ramita que mira hacia el sol. Si se trata de

una ramita de rábano o de rosal, se puede dejar que crezca  

24

como quiera; en cambio, si fuera una mala hierba, es

preciso arrancarla inmediatamente. El suelo del planeta

del principito estaba infestado de semillas de baobabs que

si no se arrancan acabando de surgir y en cuanto se les

reconoce, pueden cubrir todo el planeta, perforarlo con

sus raíces y, si el planeta es muy pequeño y los baobabs

son muchos, lo hacen estallar.

"Es una cuestión de disciplina”, me dijo más tarde el

principito. “Después de que uno termina su baño matinal,

hay también que limpiar la casa, es decir, acicalar

cuidadosamente al planeta. Hay que arrancar los baobabs

en cuanto se les distingue de los rosales pues se parecen

mucho cuando son pequeñitos. Es fácil aunque

fastidioso”.

El principito aconsejó que me propusiera a realizar un

hermoso dibujo para que los niños de mi tierra

comprendieran bien estas ideas.

"Si alguna vez viajan —me decía— esto podrá servirles

mucho. A veces no hay inconveniente en dejar para un  

25

poco más tarde el trabajo; pero tratándose de baobabs, el

retraso es siempre fatal. Yo he conocido un planeta,

habitado por un perezoso que descuidó tres arbustos…"

Siguiendo las indicaciones del principito, realicé el dibujo.

No me gusta adoptar el papel de moralista pero como el

peligro de los baobabs es tan desconocido y el riesgo que

puede correr quien llegue a perderse en un asteroide es

tan grande, no dudo en hacer una excepción y exclamar:

"¡Niños, atención a los baobabs!" Y, sólo con el fin de

advertir a mis amigos de los peligros a los que se exponen

desde hace tiempo sin saberlo, es por lo que trabajé con

ahínco en este dibujo. La lección que con él se puede dar,

vale la pena.

Es muy posible que alguien se pregunte por qué no realicé

otros dibujos tan admirables como el de los baobabs. La

respuesta es muy sencilla: cuando dibujé los baobabs

estaba animado por un sentimiento de urgencia.  

26

VI

¡Ah, mi pequeño amigo, cómo he ido comprendiendo

lentamente tu vida melancólica! Durante mucho tiempo tu

única distracción fue observar la dulzura de los

atardeceres. Esto lo supe al cuarto día cuando me dijiste:

–me gustan mucho las puestas de sol. Vamos a ver una.

–Hay que esperar…

–¿Esperar qué?

–Que el sol se ponga.

Primero te sorprendiste; después te reíste de ti mismo. Y

dijiste:

–¡Siempre creo que estoy en mi tierra!


bastidasmolanomonica: no me halluda es mullo
bastidasmolanomonica: no me puede responder más poguito
YORLLYI: leelo y luego de lo que tu entiendas o lo que te arrecuerdas lo escribes
YORLLYI: medas coronita?
Preguntas similares