Respuestas
En primer lugar, cuando se trata de la provisión de los llamados bienes públicos. Los bienes públicos puros son el objeto del gasto público del estado clásico: defensa del territorio nacional, justicia, y orden interno. Estos bienes han de ser proporcionados por el Estado y financiados de forma coactiva mediante impuestos.
En segundo lugar y por razones de eficiencia asignativa el gobierno interviene en el mercado cuando los precios de los bienes no reflejan sus costes reales o existen externalidades en la producción o en el consumo.
El primer ejemplo de ineficiencia asignativa es el del monopolio u oligopolio natural. En estos casos de ineficiencia, si no existe intervención pública, el precio no estará fijado en función de los costes, sino que se permitirá un beneficio extraordinario al monopolista. El gobierno interviene regulando los monopolios, u oligopolios. Son situaciones en las que para minimizar los costes de producción el tamaño de la empresa productora tiene que ser tan grande que una sola o unas pocas, abastezcan a todo el mercado. Esta necesidad de que la empresa tenga una cuota de mercado tan significativa le da un poder extraordinario sobre los precios. El gobierno fiscaliza a los monopolios y oligopolios. Primero controlando a las empresas que pueden operar en estos mercados, luego vigilando sus costes, y regulando sus precios para evitar que se abuse de los consumidores. Es el caso de la intervención de las compañías telefónicas y de otros suministros. La regulación a priori, la licencia administrativa y en último caso la intervención de los tribunales de defensa de la competencia, instrumentalizan esta intervención.
El gobierno interviene regulando los monopolios, u oligopolios. Son situaciones en las que para minimizar los costes de producción
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Por razones de eficiencia asignativa también se interviene cuando existen externalidades en la producción o en el consumo de los bienes. Se produce una externalidad positiva en el consumo de un bien cuando el mismo beneficia a terceros. Sería el caso de las vacunas o de la educación, que no benefician solo a quién las consume sino a toda la sociedad. El estado interviene subvencionando el precio para que la cantidad consumida incremente y así el consumo se adapte al beneficio global que las mismas generan. Existe una externalidad positiva en la producción, por ejemplo, si una empresa se ubica en un lugar con alto desempleo, mejorando el bienestar de la población en general y de la red empresarial que se pueda generar a su alrededor. Un caso sería la planta de Ford en Almussafes.
En estos casos las autoridades públicas intervienen facilitando la implantación y el desarrollo de la empresa: mejorando infraestructuras, accesos, concediendo terrenos y hasta otorgando bonificaciones fiscales. Por el contrario, cuando existen externalidades negativas el gobierno interviene en la actividad económica mediante regulaciones y multas. Así, la empresa que para producir contamina tiene que pagar por esta contaminación. Normalmente el gobierno interviene mediante la subasta de licencias de polución. La empresa que contamine por encima del nivel autorizado es sancionada. En el caso de una externalidad negativa en el consumo de un bien el gobierno también interviene. Bien prohibiendo determinados consumos totalmente o en determinadas circunstancias o bien gravándolos con impuestos. Los ejemplos más claros son los impuestos sobre matriculación de vehículos, impuesto sobre hidrocarburos e impuestos sobre el alcohol y las labores del tabaco. Estos impuestos tienen dos fines: uno disuasorio de un consumo y otro que el que lo realice resarza a la sociedad por los costes que le acarrea.