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Solángel Ardila Londoño, docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad CES, recomienda que los emprendimientos nacidos en pandemia busquen un norte más allá de la coyuntura y la necesidad, para que puedan prosperar con la normalización económica y no estancarse en resolver un problema momentáneo.
Para la docente, especialista en Mercadeo con Maestría en Administración, las claves para iniciar un negocio en esta época deben estar enfocadas en entender la situación, desde su condición de crisis en general, y sus particularidades en complejidad (retos que presenta), volatilidad (cambios), incertidumbre y ambigüedad (no saber cómo va a transformarse ni a transformar lo que pensemos emprender).
“Lo primero es no emprender pensando solo en resolver la necesidad que creó la crisis, porque estoy condenado al fracaso; dejo de pensar correctamente en función de resolver un problema temporal y no de que el emprendimiento tenga trascendencia, y eso los clientes lo notan. La invitación es a emprender con gozo, con confianza y entusiasmo”, explicó la especialista durante el Facebook Live ¿Cómo emprender en tiempos de pandemia?
Otra de las recomendaciones que da es que el emprendimiento se dé en un sector que conozca, en el que el talento sea el insumo de lo que se haga, para no delegar el trabajo en otros que puedan sacar ventaja: “depender de otro es demasiado riesgo en tiempos de necesidad”, añade.
Principios a tener en cuenta
– Una idea de negocio debe nacer con motivos comerciales, no solo emocionales. A este punto, la docente se refiere como tener claro lo que se va a hacer, con información suficiente del sector en que vamos a trabajar (cómo se comporta, quién más hace lo mismo que nosotros, comparar nuestros productos con otros similares) y no solo la motivación para hacerlo.
– El emprendimiento que nace en pandemia debe pasar por las mismas condiciones y procesos de un emprendimiento en la normalidad: reconocer un cliente, saber lo que quiere, orientarse al público correcto; observar, ajustar y evaluar nuestros productos o servicios para que perduren en el tiempo y logren llegar a uno de los escalones que demuestran que es sostenible: la recompra, que indica que el público se interesa por nosotros, no solo por ayudar a nuestras necesidades sino porque le gusta lo ofrecido.
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