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Sinopsi B·Debate - Darwin y la selección natural: ¿seguimos evolucionando?
Si la selección natural es el mecanismo básico de la evolución propuesta por Darwin, y si los seres humanos estamos profundamente inmersos en lo que llamamos cultura, la pregunta es: ¿seguimos evolucionando? Para dar respuesta a esta pregunta, algunos de los mejores expertos internacionales en el tema se reunieron convocados por B·Debate.
03.11.2017
“Una buena definición de cultura podría ser esta: todo aquello que reduce la selección natural”. Así lo asegura Jaume Bertranpetit, investigador en el Institut de Biologia Evolutiva (CISC-UPF) de Barcelona y colíder del B·Debate con Elena Bosch. Si la selección natural es el mecanismo básico de la evolución propuesto por Darwin, y si los seres humanos estamos profundamente inmersos en lo que llamamos cultura, la pregunta es: ¿seguimos evolucionando?
La respuesta corta es que sí, al menos si tenemos en cuenta los últimos miles de años. Ejemplos de adaptaciones genéticas tras la salida de los primeros humanos de África están en el aclaramiento de la piel para mejorar la producción de vitamina D, la capacidad de digerir la leche durante toda nuestra vida o las adaptaciones de ciertas poblaciones a la altitud. Las nuevas herramientas genéticas están permitiendo explorar estos y otros cambios no observando los caracteres, sino a través de las huellas que la selección natural deja en el genoma.
Para discutir los últimos avances en el campo, varios de los mejores expertos internacionales se reunieron en el debate ‘Natural Selection in Humans: Understanding our adaptations’, organizado por B·Debate –una iniciativa de Biocat y de la Obra Social “la Caixa” para promover el debate científico– junto con el Institut de Biologia Evolutiva (CSIC-UPF) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF).
CONCLUSIONES:
Las herramientas genéticas están permitiendo desentrañar huellas de selección natural que han tenido lugar en los humanos en los últimos miles de años.
Algunos de los cambios más recientes han sido el aclaramiento del color de la piel para aprovechar la luz del sol, la adaptación a vivir en altura o a seguir determinadas dietas.
El sistema inmunitario es uno de los lugares con mayor variabilidad entre poblaciones, y podría explicar diferencias en la respuesta a enfermedades infecciosas, muy variables en el espacio y en el tiempo y en la frecuencia de enfermedades autoinmunes.
Existen rasgos que parecen seguir cambiando, como la tendencia a una mayor altura. Sin embargo, los científicos dudan que se trate de un mecanismo de selección natural.
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