Respuestas
Explicación:
Hôichi era un músico y poeta ciego que tenía gran talento para tocar la Biwa (laúd japonés) puesto que era pobre, vivía en el templo de Amidaji en Shimonoseki. Era un sitio famoso pues en ese lugar se libró la batalla de Dan-no-ura donde el clan Heike fue masacrado a manos del clan Genji. Las almas de los Heike aún vagaban en las playas en forma de fuegos fatuos, causando todo tipo de desgracias. Para apaciguar a los espíritus se construyó el templo de Amidaji y un cementerio para honrarlos.
Fue durante una noche de verano cuando el templo se encontraba vacío que Hôichi salió al pórtico pues no soportaba el calor. Al poco tiempo se sobresaltó pues escuchó unos pasos pesados y una voz áspera que lo llamaba por su nombre. El recién llegado se presentó diciendo que era un servidor de un gran señor que quería escuchar sus canciones. Por su forma de hablar Hôichi dedujo que se trataba de un Samurái y aceptó, así pues el Samurái lo tomó del brazo para guiarlo hasta la casa de su señor. Finalmente llegó a lo que le pareció era una lujosa mansión y allí entonó las canciones de la desgracia de los Heike. Su audiencia quedó conmovida tanto que el Samurái le pidió que volviese durante otras seis noches, pero que no contara nada de sus visitas.
Así lo hizo Hôichi y en las noches siguientes acudió a cantarle a los nobles, hasta que en una ocasión los sirvientes del sacerdote lo siguieron y se horrorizaron cuando descubrieron que el músico ciego daba sus recitales en un panteón rodeado de fuegos fatuos. Cuando Hôichi regresó al templo, le contaron todo lo que vieron y fueron con el sacerdote para pedirle consejo. Él les dijo que el músico estaba bajo el embrujo de los espíritus y tanto si regresaba a cantar como si se negaba, iba terminar perdiendo la vida, sin embargo había una forma de salvarlo: pintó sutras en todo su cuerpo que lo harían invisible para el fantasma, le dijo que en la noche no se moviera ni hiciera ningún ruido.
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Hôichi entonces esperó al espíritu con la esperanza de confundirlo, cuando anocheció el Samurai llegó puntual al jardín buscando al músico. Al no encontrarlo se enfureció y empezó a gritar su nombre, después de un momento todo volvió a la calma y cuando Hôichi pensó que el espíritu por fin se había ido, escuchó una voz que susurraba:
-¡No contesta, qué extraño! ¿Dónde estará el individuo? ¡Aquí veo su Biwa! ¡pero del ciego solo veo sus orejas! Por eso no podía contestar, porque no tenía boca. Pero yo debo cumplir la augusta orden de mi señor y si no está el músico al menos tendré que llevarle lo que queda de él.