• Asignatura: Castellano
  • Autor: valentina548662
  • hace 3 años

Hola..alguien me puede hacer el favor de decirme- la literatura de la colonia se caracterizó por: 1. Tener una alta influencia europea y discriminar el contexto indígena en todas sus manifestaciones. 2. Tener una alta influencia mestiza lo cual facilitaba la transmisión y culturización de las costumbres europeas. 3. crear textos en armonía con la naturaleza y los relatos indígenas ya existentes . 4. Dejar un legado a los reyes de Europa por hacer posible con su dinero la hazaña de conquistar nuevas tierras. Tengo que escoger una de esas ....por favor ​

Respuestas

Respuesta dada por: razusorl8622
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Respuesta:

Entendemos por Colonia a la extensión imperial, social, político, religioso y cultural que se estableció en América durante los siglos XVII, XVIII e inicios del siglo XIX. Cuando se habla de una literatura colonial se hace referencia, por lo tanto, a la literatura que se produce en el interior de esas colonias. Dado que estamos hablando de una situación de dominación, esta literatura suele estar producida por los representantes del país colonizador en la colonia, y no de los del país colonizado.

Durante la colonia española, aparece la literatura peruana, en su primera época. La infancia de toda literatura, normalmente desarrollada, es la lírica. La literatura oral indígena obedeció, como todas, esta ley. La Conquista trasplantó al Perú, con el idioma español, una literatura ya evolucionada, que continuó en la Colonia su propia trayectoria. Los españoles trajeron un género narrativo bien desarrollado que del poema épico avanzaba ya a la novela. Y la novela caracteriza la etapa literaria que empieza con la Reforma y el Renacimiento. La novela es, en buena cuenta, la historia del individuo de la sociedad burguesa; y desde este punto de vista no está muy desprovisto de razón Ortega y Gasset cuando registra la decadencia de la novela. La novela renacerá, sin duda, como arte realista, en la sociedad proletaria; pero, por ahora, el relato proletario, en cuanto expresión de la epopeya revolucionaria, tiene más de épica que de novela propiamente dicha. La épica medioeval, que decaía en Europa en la época de la Conquista, encontraba aquí los elementos y estímulos de un renacimiento. El conquistador podía sentir y expresar épicamente la Conquista. La obra de Garcilaso está, sin duda, entre la épica y la historia. La épica, como observa muy bien De Sanctis, pertenece a los tiempos de lo maravilloso.

La mejor prueba de la irremediable mediocridad de la literatura de la Colonia la tenemos en que, después de Garcilaso, no ofrece ninguna original creación épica. La temática de los literatos de la Colonia es, generalmente, la misma de los literatos de España, y siendo repetición o continuación de ésta, se manifiesta siempre en retardo, por la distancia. El repertorio colonial se compone casi exclusivamente de títulos que a leguas acusan el eruditismo, el escolasticismo, el clasicismo trasnochado de los autores. Es un repertorio de rapsodias y ecos, si no de plagios. El acento más personal es, en efecto, el de Caviedes, que anuncia el gusto limeño por el tono festivo y burlón. El Lunarejo, no obstante su sangre indígena, sobresalió sólo como gongorista, esto es en una actitud característica de una literatura vieja que, agotado ya el renacimiento, llegó al barroquismo y al culteranismo. El Apologético en favor de Góngora desde este punto de vista, está dentro de la literatura española.

El ciclo colonial se presenta en la literatura de manera muy precisa y clara. Nuestra literatura Latinoamericana, no sólo es colonial en ese ciclo por su dependencia y su vasallaje a España; lo es, sobre todo, por su subordinación a los residuos espirituales y materiales de la Colonia. Don Felipe Pardo, a quien Gálvez arbitrariamente considera como uno de los precursores del peruanismo literario, no repudiaba la República y sus instituciones por simple sentimiento aristocrático; las repudiaba, más bien, por sentimiento godo. Toda la inspiración de su sátira -asaz mediocre por lo demás- procede de su mal humor de corregidor o de "encomendero" a quien una revolución ha igualado, en la teoría si no en el hecho, con los mestizos y los indígenas. Todas las raíces de su burla están en su instinto de casta. El acento de Pardo y Aliaga no es el de un hombre que se siente peruano sino el de un hombre que se siente español en un país conquistado por España para los descendientes de sus capitanes y de sus bachilleres.

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