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En un día muy caluroso, un zorro sediento se topó con un racimo de uvas grandes y jugosas que colgaban en lo alto de una parra. El zorro se paró de puntillas y estiró sus brazos intentando alcanzar las uvas, pero estas se encontraban muy lejos de su alcance.
Sin querer darse por vencido, el zorro tomó impulso y saltó con todas sus fuerzas una y otra vez, pero las uvas seguían muy lejos de su alcance.
Esta vez, el zorro se sentó a mirar las uvas con desagrado.
—Qué iluso he sido —pensó—. Me he esforzado en alcanzar unas uvas verdes que no saben bien.
Y se marchó muy, pero muy enojado.
Moraleja: Cuando algo es muy difícil de conseguir, lo mejor es ser honestos con nuestros sentimientos.
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