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Todas las sociedades humanas dependen de una concepción común de los valores, las normas, los símbolos, y todo lo que contribuye a modelar el comportamiento humano, en definitiva, a construir la idea de cultura. Estas concepciones comunes no nacen con el individuo, sino que se adquieren a lo largo de la vida permitiendo que la construcción de la sociedad dependa entonces de sus propios miembros.
Los individuos que integran una sociedad son los que tienen la capacidad de crear las normas, las leyes y las instituciones que ellos mismos quieren vivir, cumplir y proteger. No son las sociedades las que entran en interacción entre sí, sino que lo hacen solo los individuos (Elster, 1997). En una sociedad se acepta a cada persona como fuente de creación de orden social, pues como ya se ha mencionado, este es una construcción humana y como tal puede ser transformado.
Dicho este proceso de aprendizaje social, conocido con el nombre de socialización, representa el medio por el cual "los individuos adquieren el conocimiento, las capacidades y disposiciones que les permiten participar con mayor o menor eficacia en los grupos sociales y en la sociedad" (Dowse y Hughes, 1982: 226). La socialización es el proceso a través del cual los sujetos miembros de una sociedad aprendemos y concientizamos roles para interactuar en ella (Núñez, 2004).
Esta experiencia de aprendizaje, aunque comienza con la niñez, dura toda la vida. Toda nueva experiencia supone nuevas prácticas de socialización, debido a que desde el punto de vista colectivo esta es un mecanismo por el que se mantiene la relativa permanencia de la cultura.
A efectos del presente trabajo se abordará el estudio de la socialización como enseñanza de roles o preparación para la participación social, puesto que este enfoque concede un papel fundamental a determinados agentes, entre ellos, la familia, la escuela, los partidos políticos, los medios de comunicación, los grupos de interés, y los grupos de iguales, como formadores del comportamiento político de los individuos.
Ahora bien, la crisis de los sistemas políticos democráticos latinoamericanos en las últimas décadas ha llevado a proponer la reforma del Estado con la consiguiente profundización de la democracia. El presente trabajo persigue como objetivo establecer que la educación es un eje fundamental del desarrollo social y de la democracia, lo mismo que analizar el rol de los medios de comunicación de masas en este proceso.
Parte de la premisa de que el desarrollo social y la democracia se apuntalan sobre un eje fundamental que es la educación, sobre la cual los medios de comunicación de masas ejercen un rol determinante. En este sentido, Tedesco (1996) hace énfasis en la crisis de la homogeneización cultural, que se refleja en la erosión de las instituciones clásicamente responsables de esta función (familia y escuela). Esta situación origina un déficit de socialización; ante esta debilidad, cobran fuerza nuevos agentes de socialización y de formación cultural entre los cuales se destacan los medios masivos de comunicación. La socialización en el marco de la globalización, la sociedad del conocimiento y de la información nos enfrenta "… por un lado, al problema del debilitamiento de los ejes básicos sobre los cuales se definían las identidades sociales y personales y, por el otro, a la pérdida de ideales, la ausencia de utopía, la falta de sentido…" (Tedesco, 1996:8).
La educación vive esta situación de una manera particularmente dramática. No es esta, por supuesto, la primera gran transformación de la sociedad ni, en consecuencia, la primera vez que el proceso de socialización de las nuevas generaciones implica un profundo proceso de reconversión social. Sin embargo, lo peculiar de este momento histórico es que las fuentes tradicionales de identidad han desaparecido y que las nuevas se caracterizan, precisamente, por la ausencia de puntos fijos de referencia. La identidad, por lo tanto, debe ser construida (Tedesco, 1996: 08). Este es, probablemente, el concepto más importante para referirnos al proceso educativo que requieren los cambios sociales actuales.
Se emplea una metodología documental-empírica, descriptiva y se concluye con la articulación entre los conceptos de educación, comunicación y democracia.
El trabajo se estructura en cuatro secciones. La primera refiere a la socialización política y sus agentes; la segunda, a la influencia cultural de los medios de comunicación de masas; la tercera vincula los ejes claves del artículo: democracia, educación y medios de comunicación, y la cuarta plantea algunas reflexiones sobre la realidad venezolana. Se concluye demostrando la articulación que hay entre educación, comunicación y democracia.