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“La Educación en línea” (porfavor ayuda)​

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Respuesta dada por: Isabella12147
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Ante los inconvenientes generados por el coronavirus (Covid-19) en materia escolar, es buen momento de revalorar la educación a distancia, donde los estudiantes de la modalidad en línea pueden continuar con sus clases, lo que demuestra que son más las ventajas que desventajas las que ofrece este sistema.

 

Esto lo expresó la Jefa de la Unidad de Programas Estratégicos, del Sistema de Universidad Virtual (UDGVirtual), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), doctora María Elena Chan, quien dijo que es buen momento para conocer todo su potencial.

 

“Esto es bueno para demostrar todo el potencial que tiene la educación en entornos virtuales y cómo aprovechar mejor las herramientas en línea. Antes se tenía mucha desconfianza, los profesores convencionales pensaban que sólo teniendo caras enfrente tenían control sobre el aprendizaje. Pero estamos aprendiendo que se puede tener un contacto mucho más personal por el intercambio verbal a través de foros y plataformas de conversación, videoconferencias y una gran cantidad de herramientas que nos permiten conocer al otro”, apuntó.

 

Explicó que, quizás la forma más fácil de entender la educación en línea es asignar tareas por correo electrónico y entregarlas por el mismo medio, pero en realidad es para desarrollar capacidades dentro de las plataformas digitales.

 

“Hay mucho que aprender para desarrollar esas capacidades, sobre todo de trabajo colaborativo. El trabajo en equipo es de las cosas más difíciles en el sistema presencial, y en el caso de los espacios en línea hay una gran cantidad de herramientas y de entornos especiales para eso”, indicó.

                                       

En cuanto a las complicaciones de la modalidad en línea señaló la disciplina, ya que podemos ser muy dispersos, porque hay tanta información y tanto que ver en Internet que fácilmente se pierde la concentración.

 

“Lograr concentración, terminar tareas y generar hábitos para estar en tiempo con el cumplimiento de las actividades de aprendizaje, cuesta mucho trabajo, pero una vez que lo logran son hábitos que fortalecen mucho los perfiles. Trabajar en línea consigue que la gente se vuelva disciplinada y cumpla en tiempos”, señaló.

 

Explicó que el desafío de la educación en línea es lograr que se desarrollen capacidades relacionadas con las tecnologías que vayan más allá del uso cotidiano, es decir, que tengan propósitos de investigación y formación.

 

“Los más jóvenes tienen como parte de su cultura el uso de la tecnología, en el sentido de que tienen mucha capacidad para buscar información, para aprender por su cuenta. El asunto es que, tal vez, como desafío tendríamos que ver que no es lo mismo aprender lo que uno quiere, cuando uno quiere y en los espacios que uno quiere, que entrar en una lógica de cumplimiento de tareas y hacerlo bajo la guía de los profesores, porque está muy separado lo que es el uso de la tecnología como entretenimiento de lo que son los usos escolares”, subrayó Chan.

 

Destacó que ante la contingencia, UDGVirtual puso a disposición de los profesores, capacitaciones y recursos para hacer uso de la virtualidad para no interrumpir sus actividades.

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Respuesta dada por: jheremyjaritmanrique
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Como toda crisis de salud, la pandemia del coronavirus (COVID-19) nos pone de frente a los temas cruciales de la vida, entre ellos el de la educación. En este caso, se trata de una educación o re-educación personal y colectiva que nos permita enfrentar juntos un evento de la naturaleza para el que estamos escasamente formados e informados. Educarnos tanto personalmente como socialmente, y de manera rápida, es el reto que nos toca ahora.

Para hablar de ello elegiré a dos autores cuyos puntos de vista confluyen en el tema. Primero me permitiré retomar la perspectiva del psicoanalista Erick Fromm de la que hablé hace unas semanas en este mismo espacio. Trata en torno a cuatro elementos que él considera los fundamentos del amor, y que yo me permito adaptar al tema ―sin duda amoroso― de educar. Quiero añadir también la perspectiva del filósofo español Fernando Savater, que también ha reflexionado acerca de la relación entre el amor y la educación, y cuyo pensamiento adquiere su máxima dimensión justamente en momentos de crisis sociales como la actual.

Savater funda su teoría de los valores éticos en lo que él llama amor propio, dejando claro que el cuidado de los demás es la forma más eficaz de quererse a uno mismo. Nos recuerda que todos dependemos de todos, y estamos entreverados en una red de relaciones tan estrecha, que cuidar el bien del prójimo recae en última instancia en nuestro propio beneficio. La educación, ocupada en guiar al otro en la búsqueda de su bienestar, se vuelve siempre en nuestro propio bien. En un momento como el actual, en que esa red de relaciones se estrecha tanto ―al grado de que lavarnos las manos puede evitar que alguien enferme gravemente―, el círculo virtuoso que el español plantea se vuelve evidente.

Hoy más que nunca, debemos ser educados con los demás; para explicar lo que quiero decir, voy a retomar los cuatro componentes del amor que Fromm describe: cuidado, conocimiento, responsabilidad y respeto.

Que el cuidado es necesario, salta a la vista: finalmente, de lo que se trata es de cuidarnos a nosotros y a los demás (lo cual, savaterianamente, resulta lo mismo); es decir, ejecutar los actos necesarios para evitar la enfermedad, y si la adquirimos, o alguien a nuestro alrededor la adquiere, hacer lo necesario para curar y para no contagiar a otros.

Lo anterior se complica cuando pensamos en el segundo componente de la educación: el conocimiento. ¿Cuáles son las mejores prácticas para lograr esos objetivos? Conocerlas no es fácil; lo que llamamos “conocimiento” da una sensación de certidumbre pero en realidad es algo sumamente inexacto. Podemos entrar en filosofías sobre los límites últimos del conocer, pero por el momento no es necesario: basta con echar un ojo a nuestras prácticas e instrumentos cotidianos de adquisición y transmisión de información para darnos cuenta de lo limitados que estamos. Ahora más que nunca surgen “grandes expertos” en todos los campos del “conocimiento”, que recomiendan esto o lo otro, y que nos convencen según sea la tendencia de nuestro pensamiento: confiar en la ciencia nos hará seguir sus recomendaciones; otra postura nos llevará a creer en la voluntad de un poder superior; adherirnos a la teoría del complot nos hará permanecer indiferentes a las medidas de salud, etc. Estos criterios personales se toparán, además, con una inmensa variedad de medios de información llenos de contradicciones entre sí, y con muchas imprecisiones, casi todos pregonando que dicen la verdad. ¿Cuál es la página de internet más confiable, el periodista más objetivo o nuestro amigo o familiar mejor informado

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