• Asignatura: Castellano
  • Autor: jeancarlos2407
  • hace 3 años

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EL ORO DE MIDAS
Tras la muerte de Orfeo, Dioniso dejó Tracia. Su viejo guardián Sileno, bebido como siempre, «ebrio de vino y años» (Ovidio) se perdió por el camino y fue recogido por los agricultores frigios, que le llevaron ante Midas. El rey, que ya había sido iniciado en el culto que se le rendía a Dioniso reconoció de inmediato al anciano y organizó un banquete con diez platos en su honor. Después le llevó hasta el dios de nuevo y éste, encantado de tener de nuevo a su viejo maestro a su lado, quiso
agradecer el gesto de Midas y le concedió tres deseos. Midas deseó que todo lo que tocase se convirtiese en oro. El deseo se cumplió y, aunque al principio estaba en-cantado con la novedad, muy pronto se vio rodeado de lujo y brillo y hasta lo que intentaba comer se endurecía al convertirse en metal. Incluso el vino, un don de Dioniso, se convertía en oro líquido al tocar sus labios.
Al darse cuenta de que así estaba con-denado a morir de hambre y sed, Midas le rogó al dios que le liberase de sus «manos de oro». Así lo hizo Dioniso, que le ordenó lavarse las manos en el río Pactólo, donde siempre se ha encontrado oro desde entonces.

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Respuesta dada por: camiiquiiroz
3

Respuesta:

Tras el fallecimiento de Orfeo, Dioniso dejó Tracia. Su antiguo guardián Sileno, bebido como siempre, «ebrio de vino y años» (Ovidio) se extravió por el camino y fue recogido por los agricultores frigios, que le llevaron ante Midas. El monarca, que ya había sido iniciado en el culto que se le rendía a Dioniso reconoció de inmediato al anciano y organizó un banquete con diez platos en su honor. Después le llevó hasta el dios de nuevo y éste, encantado de tener de nuevo a su viejo maestro a su lado, quiso

agradecer el gesto de Midas y le concedió tres deseos. Midas deseó que todo lo que tocase se convirtiese en oro. El deseo se cumplió y, aunque al principio estaba en-cantado con la novedad, muy pronto se vio rodeado de lujo y brillo y hasta lo que intentaba ingerir se endurecía al convertirse en metal. Hasta el vino, un poder de Dioniso, se convertía en oro líquido al tocar sus labios.

Al fijarse de que así estaba con-denado a fallecer de hambre y sed, Midas le rogó al dios que le liberase de sus «manos de oro». Así lo hizo Dioniso, que le ordenó lavarse las manos en el río Pactólo, donde siempre se ha encontrado oro desde entonces.

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