• Asignatura: Castellano
  • Autor: ronalezambrano
  • hace 3 años

POR FAVOR ME PUEDEN PASAR ESTOS TEXTO A LA MODERNIDAD OSEA ESTA LECTURA PASA EN EL SIGLO 18 O 19 NECESITO QUE LO PASE AL SIGLO 21 LA LECTURA SE LLAMA MARIA CAPITULO XII


La luna, que acababa de elevarse llena y grande bajo un cielo profundo sobre las crestas
altísimas de los montes, iluminaba las faldas selvosas, blanqueadas a trechos por las copas de
los yarumos, argentando las espumas de los torrentes y difundiendo su claridad melancólica
hasta el fondo del valle. Las plantas exhalaban sus más suaves y misteriosos aromas. Aquel
silencio, interrumpido solamente por el rumor del río, era más grato que nunca a mi alma.
Apoyado de codos sobre el marco de mi ventana, me imaginaba verla en medio de los rosales
entre los cuales la había sorprendido en aquella mañana primera: estaba allí recogiendo el ramo
de azucenas, sacrificando su orgullo a su amor. Era yo quien iba a turbar en adelante el sueño
infantil de su corazón: podría ya hablarle de mi amor, hacerla el objeto de mi vida. ¡Mañana!
¡mágica palabra la noche en que se nos ha dicho que somos amados! Sus miradas, al
encontrarse con las mías, no tendrían ya nada que ocultarme; ella se embellecería para felicidad
y orgullo mío.
Nunca las auroras de julio en el Cauca fueron tan bellas como María cuando se me presentó al
día siguiente, momentos después de salir del baño, la cabellera de carey sombreado suelta y a
medio rizar, las mejillas de color de rosa suavemente desvanecido, pero en algunos momentos
avivado por el rubor; y jugando en sus labios cariñosos aquella sonrisa castísima que revela en

las mujeres como María una felicidad que no les es posible ocultar. Sus miradas, ya más dulces
que brillantes, mostraban que su sueño no era tan apacible como había solido. Al acercármele
noté en su frente una contracción graciosa y apenas perceptible, especie de fingida severidad de
que usó muchas veces para conmigo cuando después de deslumbrarme con toda la luz de su
belleza, imponía silencio a mis labios, próximos a repetir lo que ella tanto sabía.
Era ya para mí una necesidad tenerla constantemente a mi lado; no perder un solo instante de
su existencia abandonada a mi amor; y dichoso con lo que poseía y ávido aún de dicha, traté de
hacer un paraíso de la casa paterna. Hablé a María y a mi hermana del deseo que habían
manifestado de hacer algunos estudios elementales bajo mi dirección: ellas volvieron a
entusiasmarse con el proyecto, y se decidió que desde ese mismo día se daría principio.

Respuestas

Respuesta dada por: jairora1804
0

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Respuesta dada por: PaivaJazmin4
2

Respuesta:

Si de contextos de larga duración se trata, lo primero que debemos señalar es que el debate y las prácticas en torno de la ciudadanía moderna se dan en relación con la constitución del capitalismo en Occidente y del proyecto de construcción de la democracia, aunque la ciudadanía tenga sus raíces griegas y romanas.2 En efecto, son las revoluciones Francesa, Inglesa y Norteamericana las que, levantándose contra la tradición medieval, crean el Estado-nación moderno, bajo el cual comienza a tener sentido la ciudadanía de la modernidad (Cortina, 1997: 56).

3 El individuo no debe dar cuenta de sus actos a la sociedad en cuanto éstos no se refieran o afecte (...)

2Según López (1997), el debate en torno a la ciudadanía ha pasado por tres momentos clave en la constitución de la modernidad. El primero se remonta al comienzo de la constitución del capitalismo y tenía como objetivo “desentrañar el sentido y las características del hombre en su relación con la sociedad y con el Estado modernos y en contraste con la sociedad tradicional […]”. Tuvo como principal escenario la Europa del siglo XIX y dio lugar a las concepciones liberales y socialistas. Algunos elementos comunes que identifican a los liberales son el individuo como punto de partida y como sujeto de derechos anteriores y superiores al Estado, una apuesta por la libertad negativa3 o los derechos civiles, la limitación del poder del Estado para proteger al individuo, preservar la vida, la libertad y la propiedad, y el temor a la igualdad social y a las acciones de clase. En esta primera etapa de la propuesta liberal surge el modelo que Macpherson (1997) denominó la democracia como protección: un Estado que promueve la sociedad de mercado y protege a los ciudadanos contra el gobierno, un gobierno para individuos egoístas de los que se supone tienen deseos infinitos de obtener beneficios privados para sí mismos y son naturalmente consumidores, es decir, individuos configurados por el mercado. Marx sostenía que esta igualdad jurídica de las personas ante la ley y el Estado como expresión del sujeto burgués e inscrita en la sociedad de mercado enmascaraba la profunda desigualdad económica de esa misma sociedad. Afirmaba que la revolución política moderna presentaba límites insalvables, pues eliminaba sólo negativamente los elementos particularistas del Estado y del mercado —en términos puramente políticos y legales—, pero los mantenía en el plano social y, sobre todo, en las relaciones de producción (López, 1997: 87, 90).

4 En contraposición, como veremos más adelante, a la ciudadanía como práctica.

3El segundo momento del debate se produjo, según este mismo autor, hacia la década de 1950 y se centró en la tensión entre democracia y capitalismo, es decir, en la relación entre las características de los derechos ciudadanos reconocidos y garantizados por los Estados democráticos y las estructuras de las clases sociales y del capitalismo. Su principal escenario fue el continente europeo, Inglaterra y Estados Unidos. T. H. Marshall, de quien podemos afirmar es el teórico que retoma y pone sobre la mesa el tema de la ciudadanía en este siglo, sostenía que a los derechos civiles conquistados en el siglo XVIII y a los políticos logrados en el XIX habría que sobreponerles los derechos sociales, pues los primeros no habían alcanzado a eliminar las desigualdades y éste último podría traer un mínimo de bienestar a la sociedad. Es decir, cada ciudadano debe ser tratado como un miembro pleno de la sociedad y considerado como igual en una sociedad de iguales. Para ello, y para garantizar la existencia y cumplimiento de los derechos civiles, políticos y sociales es necesaria la existencia de un Estado de bienestar. Así pues, el énfasis en la idea de ciudadanía está puesto en la existencia de un conjunto de derechos y en la posibilidad de que todas las personas puedan usufructuar de ellos. Es lo que en la literatura corriente sobre el tema se llama el status jurídico de la ciudadanía o la ciudadanía como status.


PaivaJazmin4: gracias por los puntos
PaivaJazmin4: me regalas coronita xfis
ronalezambrano: NO ES LO QUE BUSCABA PERO WENO
PaivaJazmin4: es porque no lo entendi y te mande cual quier cosa
ronalezambrano: a.
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