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Respuesta:
El Barroco, supone, sino contrariedad, opción de oposición y evolución enriquecida con respecto al Renacimiento, sí, por lo menos para tratar de entenderlo, es toda una suerte de sintonía con un mundo que deseaba cambiar, transformarse de la ilusión, en una práctica de representar las ambigüedades que imperaban en aquel mundo ya atado a reglas y normas, de antaño, de aquella, ya lejana Antigua Grecia, que para nada se deshecha, pero, sí ya el mundo, necesitaba un movimiento artístico – literario que escindiera aquella dependencia del pasado, que intelectual, y necesario, ya quedaba solitario, en las ausencias y persistencias del hombre moderno. Sin dudas, que el barroco, fue una actitud vital, es decir, una nueva forma de entender y ver la vida, los problemas que se sucedían. Pero, ¿acontecía lo mismo, en aquel Nuevo Mundo, en la América nuestra?, porque Europa estaba tanto como en pugna, como América en desarraigo y beligerancia; pues esta es una pregunta que intentaremos resolver, horadando en las respuestas que las determinan y amplían. Sucede en que en la América ya de por sí, existía una realidad de antemano barroca, mestiza, ya transculturada. Y esa mixtura respondía, a lo real y maravilloso, latinoamericano, que sin confundirse del todo con un realismo misterioso, pues así, este barroco americano, mostraba los caminos para luchar, y sentir la experiencia, que desde la ironía, a veces irrisoria de los hechos, era el mejor de los métodos, para acercar, maravillosamente, a los receptores y aleccionarlos. Alternando, gracia y belleza, el barroco, ya no era una exportación europea, sino que, de todas la maneras, existía, arraigado en la América, porque ella, lo era desde hace tiempo. Por ello, el objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la realidad barroca latinoamericana y su amplitud en Europa, a través de unas de las muestras representativas de la lírica de unos de sus autores.