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AUSENCIA DE CONSENSO NACIONAL: el peor error del Gobierno fue no haber conseguido el consenso político y nacional para respaldar el proceso de paz desde un principio. El esquema cerrado de la negociación Gobierno-Farc no sólo excluyó la participación de muchos sectores en La Habana, sino que llevó a que el presidente Santos le planteara al país una especie de pulso político sobre el apoyo o rechazo al proceso. Eso generó la desgastante polarización entre santismo y uribismo, aunque no con pocas derrotas políticas para este último. Lo que no se midió bien es que al salir ese pulso del ámbito cerrado de La Habana y pasar al abierto de las urnas, la polarización pesaría tanto, como se evidenció ayer con un “No” ganando por 54 mil votos en un universo de 12,8 millones de sufragios.CAMPAÑA SIN ACCIÓN POLÍTICA: los votos se consiguen activando la acción política real de las maquinarias partidistas. Pero eso no pasó en el último mes de campaña. Aunque muchos dirigentes y colectividades anunciaron actividad proselitista, no hicieron campaña efectiva para conquistar y asegurar votos. Por eso no se entusiasmó ni movilizó sustancialmente al electorado. Por ejemplo, la costa Caribe, según las encuestas, iba a inclinar la balanza a favor del “Sí” pero la votación real fue inferior a la esperada. Igual pasó en otras regiones en donde no hubo campaña política típica y ello explica la baja votación de ayer.UN ACUERDO CONFUSO Y LARGO: desde que se conoció el texto del acuerdo final de paz se sabía que era muy difícil que la mayoría de los colombianos leyeran sus 297 páginas. Eso llevó a que el debate a nivel político y en los ámbitos familiares, laborales, estudiantiles, académicos y de otra índole se basara más en posiciones y argumentos emotivos que en los racionales. Ante semejante confusión, alimentada por una campaña publicitaria enfocada más en la avalancha promocional del “Sí” que en la pedagogía ciudadana para explicar el acuerdo, muchas personas prefirieron no tomar partido al no saber quién decía la verdad y quién no. Ello explica en parte la abstención histórica del 63%.IMPORTANTES ALIADOS PERDIDOS: la campaña del “Sí” cometió varios errores en pocas semanas. Por ejemplo, la declaración de neutralidad de la Iglesia Católica sorprendió, aunque muchos la asociaron a la polémica sobre ideología de género con la ministra Parody. Los gremios tampoco se jugaron a fondo, en gran parte por las reservas de los empresarios a ser juzgados por el Tribunal de Paz. Gobernadores y alcaldes que apoyaron el “Sí” no hicieron ninguna gran movilización. En las Fuerzas Militares la división en torno al acuerdo de paz era evidente, así como la prevención en las altas Cortes por la justicia transicional, temor que también expresó el propio Vicepresidente.FATAL PREEMINENCIA PARTIDISTA: la Casa de Nariño descargó gran parte de la campaña en una cúpula de líderes y partidos políticos (en su mayoría liberales) y estos terminaron adueñándose de la causa, dejando poco espacio a movimientos estudiantiles, sectores sociales, gremiales y regionales clave para allanar votos más allá de las maquinarias políticas tradicionales que no se activaron e incluso condicionaron su aporte electoral a la disponibilidad de recursos para buses, gasolina, refrigerios…CONFIANZA EXCESIVA EN ENCUESTAS: desde el momento en que el “Sí” empezó a marcarle más distancia al “No” en las encuestas, el Gobierno y sus partidarios dieron casi que por segura la victoria y optaron por concentrarse en lo que vendría luego de la cita en las urnas, como la agenda de proyectos para el Congreso o el cronograma para el cese el fuego, concentración de frentes subversivos y desarme. Hubo un exceso de confianza en la tendencia de los sondeos de opinión. Aunque en la última semana fue evidente que el “No” empezaba a recortar terreno, todas las maniobras publicitarias y de eco a respaldos locales y extranjeros no revirtieron esa tendencia, llevando a una derrota que no estaba en las cuentas de nadie.ESCUDEROS MUY DÉBILES: con el presidente Santos con bajos índices de popularidad y credibilidad, el Gobierno debió formar una más efectiva guardia pretoriana para defender no solo su acuerdo de paz, sino replicar con mayor efectividad a sus críticos, especialmente a Uribe, Pastrana y el exprocurador Ordóñez. Sin embargo, fue claro que estos se tomaron en los últimos días de campaña el escenario y aunque Santos replicó y contratacó a sus críticos, al final era él solo contra el resto. Ni el expresidente César Gaviria –otro de los grandes perdedores ayer- como tampoco los ministros y demás dirigentes partidistas tuvieron el suficiente peso específico para ser eficientes escuderos gubernamentales. Incluso no haber aceptado el debate con Uribe le terminó pasando factura de cobro al “Sí”.
MÁS ALLÁ DEL URIBISMO
EL LASTRE DE LA IMPOPULARIDAD DE SANTOS
EL TRIUNFALISMO DEL SÍ
LA COMUNIDAD INTERNACIONAL NO VOTA
¿Por qué ganó el “No”?
FALENCIAS EVIDENTES DEL ACUERDO
EL ODIO A LAS FARC
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