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Si nos imaginamos el idioma como un plano de metro, el lenguaje coloquial serían aquellas estaciones por las que siempre tenemos que pasar: tienen muchos transbordos (o usos), son centrales cualquiera que sea tu destino, son populares, todo el mundo las conoce. Alrededor de este núcleo central, existen áreas de interés con sus características peculiares. Para los hablantes no nativos — como para alguien que se acabe de mudar a una nueva ciudad —, el conocer los detalles de cada una de estas áreas puede ser una tarea que requiere años y un esfuerzo dedicado. A menudo, ser bilingüe supone poder comunicarse en la mayoría de situaciones del día a día, pero no siempre significa que el hablante bilingüe o traductor pueda utilizar el segundo idioma con maestría en las situaciones más particulares.
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