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El Design Thinking es fundamentalmente una metodología que permite solucionar problemáticas de manera innovadora y estratégica. ¿Cómo? A través de la observación, la colaboración, el aprendizaje, la visualización de ideas, armado de prototipos sencillos y análisis de negocio.
Para poder aplicarlo correctamente, recordá seguir estos pasos:
1. Empatizar con usuarios finales
Es fundamental centrarse en la persona, entender sus necesidades y ponerse en sus zapatos generando empatía. ¿Qué quieren, necesitan, sienten y desean tus clientes? Entender y conocer la experiencia real del usuario en profundidad es un factor clave para el éxito.
2. Definir el problema
Es importante que sea bien concreto y dentro de un marco para dar claridad y foco. ¿Cuál es la verdadera problemática a resolver? Sé lo más específico posible al definirla.
3. Crear alternativas
Idear creando alternativas generando la mayor cantidad de soluciones posibles. En este momento, el énfasis está en la cantidad de ideas, dale rienda suelta a la imaginación. ¡No te autolimites!
4. Prototipar la solución elegida.
Consiste en armar un modelo de cómo sería esa solución.
5. Testear
Esta etapa es clave para aprender acerca de la solución en sí misma y sobre el usuario. Así, con prueba, error y aprendizaje, podrás ir optimizando y mejorando tu prototipo en base a la experiencia (en vez de suposiciones o conjeturas incomprobables).
Siguiendo estos pasos podrás poner a tus clientes (internos o externos) en el centro, priorizándolos y buscando soluciones que resuelvan sus problemáticas, convirtiéndote en un jugador clave en tu área de negocio.
Respuesta:
gracias
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