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En su espacio de Relatos en el Aire, Marcelo Arce, nos comparte un cuento del periodista y escritor Pablo De Santis. Una narración fantástica que deja en evidencia que errar es lo más humano que podemos hacer.
De Santis nació en Buenos Aires, comenzó en los años 80 escribiendo historietas. Trabajó como periodista, fue guionista de algunos programas de televisión, hasta que se volcó a lo literario, especialmente al género juvenil e infantil, con lo que ha sido ganador de numerosos premios.
"Hacía un mes que habíamos empezado sexto grado cuando la maestra hizo pasar al alumno nuevo. Todo en él era perfecto, el guardapolvo almidonado, los zapatos negros recién lustrados, el pelo dorado, los ojos azules hechos para el asombro. La maestra lo sentó junto a la ventana que daba al patio al lado mío.
Apenas se sentó el alumno nuevo dio una mirada por encima del hombro como si le interesara ver lo que yo había escrito en mi cuaderno. No me gustaban los curiosos, menos los copiones y lo cerré. En los días siguientes el alumno nuevo sufrió algunos ataques de los varones que lo encontraban demasiado pulcro, demasiado silencioso, demasiado rubio.
(...)Diez minutos después entré al local, no había nadie detrás del mostrador: “Señor Adam” llamé con timidez pero nadie respondió. Una cortina roja separaba el negocio del taller, corrí la tela justo lo suficiente para asomar la cabeza. Por la claraboya entraba una luz gris, me quedé muda y rígida tratando de entender lo que estaba viendo".