Averigua alguna de las verdades que cree la Iglesia, que no están en la Biblia, sino que nos han
sido transmitidos por la Tradición viva de la Iglesia.
Respuestas
Respuesta:
La Tradicion de la iglesia nos habla de la revelacion del espiritu santo a los apostoles, el tomar el domingo como dia sagrado, proibe el divorcio a las mujeres y tambien nos pone como autoridad a los apostoles, siendo esto espresado por los apostoles de voz en voz a tradicion oral.
Explicación:
La división esencial surge cuando hay diferencias en alguno de los tres elementos constitutivos. Por el principio activo -también llamado originario- se puede distinguir la tradición divina o tradición dominical que es la revelada por Cristo a viva voz, por otro lado está la tradición divino-apostólica que es la revelación del Espíritu Santo a los apóstoles; y finalmente se puede hacer una tercera distinción: la tradición eclesiástica, que no tiene una autoridad claramente menor, y es la que surge de los apóstoles pero no de Dios. Cabe un ejemplo para aclarar este último concepto, que puede tomarse del apóstol San Pablo: «A los casados, en cambio, les ordeno —y esto no es mandamiento mío, sino del Señor— que la esposa no se separe de su marido. Si se separa, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su esposo. Y que tampoco el marido abandone a su mujer. En cuanto a las otras preguntas, les digo yo, no el Señor: Si un hombre creyente tiene una esposa que no cree, pero ella está dispuesta a convivir con él, que no la abandone.»5Como es obvio, esta última tiene una autoridad menor que la Tradición divino-apostólica; no debe, sin embargo, ser identificada con una tradición meramente humana: la Iglesia —no lo olvidemos— está asistida por el Espíritu Santo. Por lo demás, no siempre es fácil determinar cuándo estamos ante una Tradición meramente eclesiástica: en muchas ocasiones lo que a primera vista puede parecer tal, es en realidad la declaración o explicitación de una realidad de origen apostólico, y entra, por tanto, en el ámbito de la Tradición en sentido propio.
Atendiendo al segundo elemento, el principio objetivo, o sea el contenido, la Tradición suele dividirse por su relación a la Sagrada Escritura: en constitutiva, si lo que ella transmite no se halla en modo alguno en la Sagrada Escritura (v. gr. la Asunción de María); inhesiva o inherente, si, por el contrario, la doctrina transmitida está contenida también explícitamente en los libros sagrados; e interpretativa, si declara, explica o interpreta lo que, germinalmente, está contenido en la Biblia.
La división accidental, en cambio, depende de las circunstancias (o accidentes) del lugar, del tiempo, y de su fuerza normativa. Según el lugar observamos que la tradición puede ser universal, particular, o local. Según el tiempo puede ser perpetua o temporal. Y por su fuerza normativa puede ser necesaria (también llamada obligatoria) o libre. Que una tradición sea libre puede parecer al lector como contradictorio, así que cabe ejemplificar otra vez con una cita de San Pablo: «Acerca de los vírgenes, no tengo un precepto del Señor. Pero les daré un consejo (...) considero que lo mejor es vivir sin casarse»