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Qué es el Imperio bizantino?
El Imperio bizantino estaba constituido por todos los territorios orientales que pertenecían al Imperio romano. Fue oficialmente creado en el año 395, cuando se separan definitivamente los territorios occidentales y orientales. Su auge y caída marcan el inicio y el fin de la Era Medieval.
Explicación:
La capital del Imperio bizantino era Constantinopla (inicialmente llamada Bizancio), hoy conocida como Estambúl.
Origen:
El Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino surgió como una solución política y administrativa para mantener el control de los territorios conquistados por los romanos.
El plan inicial era dividir el Imperio romano en dos: occidental y oriental, cada uno con sus respectivos emperadores y vice emperadores para facilitar la toma de decisiones, aunque debían responder al poder central en Roma.
Sin embargo, las pugnas internas impidieron que el plan se consolidara, hasta que el emperador Constantino logró unir al imperio oriental y occidental nuevamente en el año 330 y designó a la ciudad de Bizancio (posteriormente conocida como Constantinopla) como la nueva capital del imperio. De allí que siglos después, los historiadores llamaran al imperio romano occidental, el “imperio bizantino”.
Al mandato de Constantino le siguió el de Teodosio I, quien nombró a sus dos hijos Flavio Honorio y Arcadio herederos de los imperios occidental y oriental, respectivamente. Esta decisión, lejos de mantener la unidad que había establecido Constantino, generó la separación definitiva de los dos imperios en el año 395 y el inicio del Imperio romano oriental como una entidad independiente.
Sin embargo, los siguientes emperadores intentaron reanudar relaciones con el imperio occidental y, en los casos más ambiciosos, recuperar el dominio de antaño del Imperio romano, cuya parte occidental ya estaba en decadencia.
Fue el emperador Justiniano, en el año 527, quien a través de la invasión de territorios africanos y europeos y su reformas jurídicas y tributarias, quien devolvió al Imperio romano oriental el poder de épocas pasadas.
Política y diplomacia
Durante la vigencia del Imperio bizantino se impuso la figura del "Basileus", que no era más que el propio emperador, pero con una investidura que mezclaba la política con la religión: el basileo no solo era el máximo representante del poder terrenal, sino que tenía una autoridad legitimada por Dios y que solo era superada por el Papa.
Los bizantinos se hicieron famosos por la expansión de sus territorios (especialmente durante el mandato del emperador Justiniano). Sin embargo, su práctica predilecta no era la guerra, sino las relaciones diplomáticas, ya que estas los mantenían a salvo de ataques y además les aseguraban intercambios comerciales.
Religión
Cuando el Imperio bizantino aún formaba parte del Imperio romano se practicaban múltiples religiones, como resultado de la mezcla de territorios y culturas conquistados. Sin embargo, esto cambió progresivamente hasta que el Cristianismo se convirtió en la religión oficial y se prohibió cualquier otra manifestación religiosa.
Fue durante la vigencia del Imperio bizantino que se creó la Iglesia Ortodoxa, cuya existencia se mantiene vigente hasta la actualidad, especialmente en países de Europa Oriental.
Economía
Los bizantinos, durante el mandato del emperador Justiano, lograron un crecimiento económico sin precedentes gracias a tres factores:
La acumulación de las riquezas captadas de los territorios conquistados: esto les permitió acuñar oro y aumentar las arcas.
El comercio: el imperio bizantino era parte esencial de la ruta de la seda e incluso, llegaron a desarrollar su propia industria para no depender de la seda asiática, pero además su intercambio comercial interno les permitía la autosustentabilidad.
Los impuestos: la recaudación de tributos por concepto de tenencia de tierras fue una de las principales fuentes de ingresos del imperio.
Artes
Los bizantinos dejaron un legado cultural que puede apreciarse hasta el día de hoy, y que se refleja especialmente en la arquitectura, caracterizada por una influencia naturalista, alusiones a temas religiosos y una mezcla de técnicas romanas y griegas. También se destacaron en el uso del mosaico, generalmente con fines ornamentales.
En la literatura, los bizantinos dejaron un legado de géneros propios como los bestarios (recopilaciones de animales mitológicos) o lapidarios (recopilaciones sobre el poder de las piedras) o el Digenis Akritas, un poemario anónimo escrito en el siglo XII, en el que se relatan las aventuras de un héroe llamado Digenis.