Respuestas
Respuesta dada por:
7
El capitán extremeño, buscando desembarazarse del trato que tenía con el adelantado de Cuba, Diego Velázquez, convocó a toda la soldadesca a conformar el primer ayuntamiento en estas nuevas tierras.
En ese acto renunció al cargo que le había conferido Velázquez, y por decisión de la mayoría se le otorgó el título de capitán general del ejército, dependiente sólo de la autoridad del monarca español, lo que, dada la distancia marcada por el océano Atlántico, dejaba a Cortés con las manos libres para actuar según le dictara su ambición. Como segundo acto oficial se fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, asentamiento que inició pobremente con el sencillo campamento de los recién desembarcados.
Al poco tiempo, Cortés recibió la embajada que enviaba el señor Chicomecóatl –a quien por su voluminosa figura llamaron los españoles “el Cacique Gordo”–, gobernante totonaca de la vecina ciudad de Zempoala, que lo invitaba amistosamente a hospedarse en sus dominios. Desde ese momento Cortés percibe su ventajosa posición y acepta trasladarse con su ejército a la capital totonaca; así, las naves españolas se dirigen a una pequeña rada frente al poblado totonaco de Quiahuiztlan.
A través de sus informantes y traductores, Jerónimo de Aguilar y doña Marina, el extremeño averiguó la situación del territorio, y así se enteró de que el gran Moctezuma gobernaba tierra adentro una grandiosa ciudad, plena de riquezas, cuyos ejércitos mantenían un oprobioso dominio militar, detrás del cual venían los odiados recaudadores de tributo a extraer los productos de estas tierras y a sembrar el resentimiento; tal situación le era muy propicia al jefe español y con base en ella planeó su empresa de conquista.
Pero entonces una parte de los soldados venidos de Cuba, descontentos con los propósitos de Cortés, intentan un levantamiento y tratan de retornar a la isla; informado de esto, Cortés hace encallar sus naves, si bien rescata todo el velamen y las cuerdas que pudieran ser de utilidad; gran parte de los barcos queda a la vista, así que hierros, clavos y madera se rescatarían más tarde.
Buscando mayor seguridad, Cortés concentra a toda la tropa en las cercanías de Quiahuiztlan y manda edificar una pequeña fortaleza, que sería la segunda Villa Rica de la Vera Cruz, construyendo las casas con la madera rescatada de los barcos inutilizados.
Es entonces que se echan a andar los planes de Cortés para la conquista del nuevo territorio, a pesar de los intentos del tlatoani azteca por satisfacer el hambre de riqueza que manifestaban abiertamente los españoles –sobre todo en cuanto a joyería y ornamentos de oro–.
Moctezuma, informado de las intenciones de los europeos, envió a sus guerreros y a gobernadores de la región como sus embajadores, en un vano intento por detenerlos.
El capitán español emprende la marcha para internarse en el territorio. De Quiahuiztlan el ejército regresa a Zempoala, donde españoles y totonacos acuerdan una alianza que refuerza las filas de Cortés con miles de guerreros nativos deseosos de venganza.
En ese acto renunció al cargo que le había conferido Velázquez, y por decisión de la mayoría se le otorgó el título de capitán general del ejército, dependiente sólo de la autoridad del monarca español, lo que, dada la distancia marcada por el océano Atlántico, dejaba a Cortés con las manos libres para actuar según le dictara su ambición. Como segundo acto oficial se fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, asentamiento que inició pobremente con el sencillo campamento de los recién desembarcados.
Al poco tiempo, Cortés recibió la embajada que enviaba el señor Chicomecóatl –a quien por su voluminosa figura llamaron los españoles “el Cacique Gordo”–, gobernante totonaca de la vecina ciudad de Zempoala, que lo invitaba amistosamente a hospedarse en sus dominios. Desde ese momento Cortés percibe su ventajosa posición y acepta trasladarse con su ejército a la capital totonaca; así, las naves españolas se dirigen a una pequeña rada frente al poblado totonaco de Quiahuiztlan.
A través de sus informantes y traductores, Jerónimo de Aguilar y doña Marina, el extremeño averiguó la situación del territorio, y así se enteró de que el gran Moctezuma gobernaba tierra adentro una grandiosa ciudad, plena de riquezas, cuyos ejércitos mantenían un oprobioso dominio militar, detrás del cual venían los odiados recaudadores de tributo a extraer los productos de estas tierras y a sembrar el resentimiento; tal situación le era muy propicia al jefe español y con base en ella planeó su empresa de conquista.
Pero entonces una parte de los soldados venidos de Cuba, descontentos con los propósitos de Cortés, intentan un levantamiento y tratan de retornar a la isla; informado de esto, Cortés hace encallar sus naves, si bien rescata todo el velamen y las cuerdas que pudieran ser de utilidad; gran parte de los barcos queda a la vista, así que hierros, clavos y madera se rescatarían más tarde.
Buscando mayor seguridad, Cortés concentra a toda la tropa en las cercanías de Quiahuiztlan y manda edificar una pequeña fortaleza, que sería la segunda Villa Rica de la Vera Cruz, construyendo las casas con la madera rescatada de los barcos inutilizados.
Es entonces que se echan a andar los planes de Cortés para la conquista del nuevo territorio, a pesar de los intentos del tlatoani azteca por satisfacer el hambre de riqueza que manifestaban abiertamente los españoles –sobre todo en cuanto a joyería y ornamentos de oro–.
Moctezuma, informado de las intenciones de los europeos, envió a sus guerreros y a gobernadores de la región como sus embajadores, en un vano intento por detenerlos.
El capitán español emprende la marcha para internarse en el territorio. De Quiahuiztlan el ejército regresa a Zempoala, donde españoles y totonacos acuerdan una alianza que refuerza las filas de Cortés con miles de guerreros nativos deseosos de venganza.
Preguntas similares
hace 6 años
hace 6 años
hace 6 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años