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INTRODUCCIÓN
El principal objetivo de la atención farmacéutica es
mejorar la calidad de la atención al paciente, garantizando la terapéutica más idónea, incluyendo el concepto
de corresponsabilidad del farmacéutico en los resultados
del paciente(1). El concepto de intervención farmacéutica se ha definido para denominar a todas estas actuaciones en las que el farmacéutico participa activamente
en la toma de decisiones, en la terapia de los pacientes y
también en la evaluación de los resultados. Esta evaluación es el punto novedoso y diferenciador de otras denominaciones dadas a las actuaciones del farmacéutico.
La farmacoterapia durante los últimos años ha ido incrementando su complejidad y sus costes directos, no
viéndose, sin embargo, reflejado en una reducción de la
morbi-mortalidad por medicamentos.
En un estudio ya clásico como el de Johnson y Bootman(2)se llegó a estimar que los costes de morbi-mortalidad relacionada con medicamentos en medio ambulatorio fueron de 76,6 billones de dólares al año,
excediendo este valor al gasto en medicamentos que fue
de 73 billones. El componente más importante fue la
hospitalización por problemas relacionados con medicamentos (PRM).
También en nuestro medio la morbi-mortalidad relacionada por medicamentos es potencialmente importante. En un estudio realizado en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en 1996 se observó que un 19% de los
ingresos en urgencias eran debidos a problemas relacionados por medicamentos(3).
Estos estudios, al igual que otros publicados en los
últimos años, dan una oportunidad a la profesión farmacéutica para implicarse aún más en la prevención y
resolución de los problemas relacionados con medicamentos y los costes derivados. Sin embargo, debemos demostrar que la actuación del farmacéutico consigue verdaderamente estos objetivos.
METODOLOGÍA DE REALIZACIÓN
DE INTERVENCIONES
La Atención Farmacéutica tal como la definen
Hepler y Strand(1) consiste en “la provisión responsable de farmacoterapia con el propósito de obtener
resultados específicos que mejoren la calidad de vida de los pacientes”.
Esta responsabilidad del farmacéutico sobre la
consecución de resultados óptimos de la farmacoterapia, no debe llevarse a cabo aisladamente, sino
que debe realizarse en colaboración con el resto de
profesionales sanitarios, principalmente médicos y
enfermeras y con el propio paciente. Sin embargo,
los conocimientos y el papel que ocupa el farmacéutico en el proceso de utilización de medicamentos le hacen el profesional idóneo dentro del equipo
sanitario para ser el promotor de la mejora de dicho proceso
Explicación: