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Documentos del Archivo General de Indias correspondientes a la sección Archivo de Caracas son presentados al lector contemporáneo por los investigadores Lila Mago de Chópite y José Hernández Palomo en el libro denominado El Cabildo de Caracas (1759-1821). Es una obra publicada en Sevilla en el año 2002 bajo el patrocinio tanto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Sevilla, como de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador y el Cabildo Metropolitano en Venezuela. Se trata de las Cartas del Cabildo de Caracas a través de las cuales o bien se informaba de acontecimientos cotidianos o trascendentales como los de 1810 o bien se hacían súplicas o solicitudes a instancias superiores. La publicación de este libro representa un esfuerzo conjunto a nivel internacional que demuestra la posibilidad real de alianzas investigativas entre naciones que, aunque illo tempore se relacionaron por medio de políticas imperialistas, colonialistas, de sumisión y vasallaje, en tiempos modernos se unen por el interés común.
Estos documentos instruyen sobre la estructura que asumían los intercambios entre las diversas instituciones económicas, jurídicas, religiosas, políticas y sociales que hacían vida en Caracas bajo el dominio de la Corona Española y, particularmente, bajo una élite social, conformada por los hijos de españoles nacidos en América, los mismos que ven mermar sus intereses por la centralización que imponía el mandato borbón y que, posteriormente, auspiciarán los movimientos independentistas. Se aporta así una terminología variada sobre la cual recae el peso de una praxis y modo de vida en los cuales yacen los cimientos de la actual administración pública venezolana.
Se cuenta aquí el diario acontecer de la cristiandad caraqueña que vivía un medioevo tropical, en dicha y desdicha, al amparo del Real agrado, expuesta al contagio de viruela. Una ciudad que acogía las fundaciones al mismo tiempo que ella misma se estaba creando. Eran momentos de peticiones y de concesiones. Eran las añejas instituciones del viejo continente que se estaban enraizando en estas nuevas tierras:
es que con madura consideración examinada la materia, juzgamos aquella fundación dignísima de merecer la licencia, aprobación, favor y protección de V. M. como muy útil, muy necesaria y la cosa más proporcionada y exequible y menos costosa para el logro de los importantes fines que la requieren. Tales son el decente acomodo y no sólo piadoso sino Religioso empleo de muchas Doncellas que anhelando a consagrarse por Esposas a Jesucristo Nuestro señor en el sagrado retiro de los Claustros, en que vivieran más seguras y a menos expensas que en el siglo en que muchas se quedan sin estado, no lo pueden hazer por la escaces de Monasterios en la Provincia donde no ay otros que los dos de esta Ciudad y uno en la de Truxillo de los quales éste distantísimo de aquí y muy cercano a los límites del Obispado, parece estar muy pobre, y aquellos no sufren mayor número del que tienen por ahora, siendo el uno de Religiosas Carmelitas, cuyas Comunidades están por sus Constituciones señidas a veinte y una monjas y hallándose el otro en disposición que ha movido a V. M. a encargar al reberendo Obispo suspenda el que se den nuevos ávitos los que aun sin ésta disposición dexaran de pretender muchas mugeres aunque deseosas de la profesión religiosa.. (Mago y Hernández, 2002, p. 102-3)
Como se observa en las palabras citadas que hablan de transplantes de instituciones religiosas, la materia del discurso se presta para la reflexión ideológica y lingüística. Son momentos de mayúsculas para los sustantivos que encaran la tarea de retratar el poder: el Obispo, el Claustro y el Monasterio, e incluso para el adjetivo: Religiosos, Real.
Es el lenguaje espejo de la sociedad y de los procesos sociales. Es el lenguaje florido que emula el trato que hace el vasallaje a su Majestad. Es la naciente lengua española que se consolida al mismo tiempo que las recién descubiertas tierras osan llamarse Pueblo: "Después de los debates más acalorados sostenidos por el Canónigo Cortés y Don Juan Germán Rossio, después de las ridículas exploraciones de la voluntad de aquel grupo de insensatos a quienes se apellidaba Pueblo de Caracas, después de sus amañadas contestaciones sugeridas por los seductores de aquel populacho indesente () se les hace entender a aquellos Gefes de la necesidad de su deposición" (Ibid. p. 437).
En fin, este texto de Lila Mago de Chópite y José Hernández Palomo también enseña, al calor de la diatriba, el lenguaje de la descalificación al otro que intenta deshacerse del vasallaje. Su valor sociopolítico subyace en los modos y estructuras lingüísticas que exponen las líneas de mando y que expresan los actos particulares de comunicación y de pensamiento entre las instituciones coloniales dependientes del cabildo y las personas