• Asignatura: Historia
  • Autor: belensanagua43
  • hace 3 años

en el libro de nuevo sol en teuchican que dioses interfieren en lahistoria​

Respuestas

Respuesta dada por: naf10
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Respuesta:

no se nmnnnnnn bzbhs

Explicación:

jsuxo

Respuesta dada por: jhonmacias63
0

Respuesta:

El nuevo sol en Teotihuacan

Se dice que cuando aún era de noche, cuando aún no había luz, cuando aún no amanecía, dicen que se juntaron, se llamaron unos a otros los dioses, allá en Teotihuacán.

Dijeron, se dijeron entre sí:

“¡Venid, oh dioses! ¿Quién tomará sobre sí, quién llevará a cuestas, quien alumbrará, quién hará amanecer?”

Y en seguida allí habló aquél, allí presentó su rostro Tecuciztécatl. Dijo: “¡Oh dioses, en verdad yo seré!” Otra vez dijeron los dioses: “¿Quién otro más?”

En seguida unos y otros se miran entre sí, unos a otros se hacen ver, se dicen: “¿Cómo será? ¿Cómo habremos de hacerlo?”

Nadie se atrevía, ningún otro presentó su rostro. Todos, grandes señores, manifestaban su temor, retrocedían. Nadie se hizo allí visible.

Nanahuatzin, uno de esos señores, allí estaba junto a ellos, permanecía escuchando cuanto se decía. Entonces los dioses se dirigieron a él, y le dijeron:

“¡Tú, tú serás, oh Nanahuatzin!”

El entonces se apresuró a recoger la palabra, la tomó de buena gana. Dijo: “Está bien, oh dioses, me habéis hecho un bien.”

En seguida empezaron, ya hacen penitencia. Cuatro días ayunaron los dos, Nanahuatzin y Tecuciztécatl. Entonces fue cuando también se encendió el fuego. Ya arde este allá en el fogón. Nombraron al fogón roca divina.

Y, todo aquello con aquel Tecucuztécatl hacía penitencia era precioso: sus ramas de abeto eran plumas de quetzal, sus bolas de grama eran de oro, sus espinas de jade. Así las espinas ensangrentadas, sus sangramientos eran coral, y su incienso, muy genuino copal.

Pero Nanahuatzin, sus ramas de abeto todas eran solamente cañas verdes, cañas nuevas en manojos de tres, todas atadas en conjunto eran nueve. Y sus bolas de grama sólo eran genuinas barbas de ocote; y sus espinas, también eran sólo verdaderas espinas de maguey. Y lo que con ellas se sangraba era realmente su sangre. Su copal era por cierto aquello que se raía de sus llagas.

A cada uno de éstos se les hizo su monte, donde quedaron haciendo penitencia cuatro noches. Se dice ahora que estos montes son las pirámides: la pirámide del Sol y la pirámide de la Luna.

Y cuando terminaron de hacer penitencia cuatro noches, entonces vinieron a aroojar, a echar por tierran sus ramas de abeto y todo aquello con lo que habían hecho penitencia. Esto se hizo. Ya es el levantamiento, cuando aún es de noche, para que cumplan su oficio, se conviertan e

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