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La Iglesia de Roma no fue la misma antes y después del Concilio Ecuménico Vaticano II. Este fue un cónclave para adaptar la religión católica y la forma de vivirla a un mundo que, desde el Vaticano I (1869) había vivido el nacimiento y desaparición de imperios coloniales , la formulación marxista y la revolución comunista , dos guerras mundiales libradas en Europa, grandes avances en la ciencia, la técnica, el transporte, las comunicaciones, etc., con el consiguiente cambio de mentalidades y costumbres.
La convocatoria de aquel cónclave, anunciado en 1959, se interpretó como una decisión valiente del Papa Juan XXIII , un aperturista bondadoso sucesor de Pío XII. Fueron tantas las ilusiones y los temores que despertó el Vaticano II dentro de la Iglesia, que se sabía cómo iba a empezar pero no cómo terminaría. De hecho lo inauguró Juan XXIII, fallecido un año después, y lo clausuró en 1965 un Pablo VI, un Papa menos decidido que el anterior.
Las sesiones y conclusiones del Concilio Vaticano II no solo interesaron a los fieles sino a los gobiernos y centros de poder mundiales , dada la implantación universal de la Iglesia Católica y su gran influencia.
Tres conceptos dominaron los debates celebrados en Roma: diálogo, apertura y aggiornamento (modernización), que no eran interpretados de igual forma por teólogos y obispos, pero que dieron lugar, entre otras cosas, a estas novedades para los católicos:
- Roma aceptó el acercamiento y diálogo con otras confesiones religiosas , que dejaban de ser consideradas meras herejías. Un diálogo que para los más progresistas podía ser con el marxismo.
- Grandes cambios en la liturgia, en las formas y manifestaciones del culto. Ejemplos: la misa pasó a celebrarse de cara al público y en lengua vernácula no en latín, o los hábitos de monjas y frailes empezaron a ser más funcionales.
- La Iglesia decidió estar presente en los medios de comunicación social, expresión acuñada por el Vaticano II, consciente de cuáles eran las nuevas vías de proyección e influencia en el siglo XX.
- Sacar a la calle la doctrina y el testimonio católico creando y reforzando la figura de los seglares en la actividad de la Iglesia.
- Atención a los problemas sociales con cierta implicación en la pugna capitalismo-socialismo , intentando apoyar a los débiles mediante el acercamiento a la clase obrera.
- Impulsar la presencia de los católicos en la vida pública , mediante organizaciones específicas, y en la actividad política a través de los partidos de la Democracia Cristiana.
En el terreno de la doctrina y la pastoral, en el Vaticano II se libró una lucha interna de la Iglesia entre aperturistas y conservadores, retrógrados y progresistas, que en las formas se resolvió a favor de las posturas más avanzadas pero en el fondo ganaron los esencialistas.
La convocatoria de aquel cónclave, anunciado en 1959, se interpretó como una decisión valiente del Papa Juan XXIII , un aperturista bondadoso sucesor de Pío XII. Fueron tantas las ilusiones y los temores que despertó el Vaticano II dentro de la Iglesia, que se sabía cómo iba a empezar pero no cómo terminaría. De hecho lo inauguró Juan XXIII, fallecido un año después, y lo clausuró en 1965 un Pablo VI, un Papa menos decidido que el anterior.
Las sesiones y conclusiones del Concilio Vaticano II no solo interesaron a los fieles sino a los gobiernos y centros de poder mundiales , dada la implantación universal de la Iglesia Católica y su gran influencia.
Tres conceptos dominaron los debates celebrados en Roma: diálogo, apertura y aggiornamento (modernización), que no eran interpretados de igual forma por teólogos y obispos, pero que dieron lugar, entre otras cosas, a estas novedades para los católicos:
- Roma aceptó el acercamiento y diálogo con otras confesiones religiosas , que dejaban de ser consideradas meras herejías. Un diálogo que para los más progresistas podía ser con el marxismo.
- Grandes cambios en la liturgia, en las formas y manifestaciones del culto. Ejemplos: la misa pasó a celebrarse de cara al público y en lengua vernácula no en latín, o los hábitos de monjas y frailes empezaron a ser más funcionales.
- La Iglesia decidió estar presente en los medios de comunicación social, expresión acuñada por el Vaticano II, consciente de cuáles eran las nuevas vías de proyección e influencia en el siglo XX.
- Sacar a la calle la doctrina y el testimonio católico creando y reforzando la figura de los seglares en la actividad de la Iglesia.
- Atención a los problemas sociales con cierta implicación en la pugna capitalismo-socialismo , intentando apoyar a los débiles mediante el acercamiento a la clase obrera.
- Impulsar la presencia de los católicos en la vida pública , mediante organizaciones específicas, y en la actividad política a través de los partidos de la Democracia Cristiana.
En el terreno de la doctrina y la pastoral, en el Vaticano II se libró una lucha interna de la Iglesia entre aperturistas y conservadores, retrógrados y progresistas, que en las formas se resolvió a favor de las posturas más avanzadas pero en el fondo ganaron los esencialistas.
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2
Las enseñanzas del Concilio Vaticano II que están vigentes actualmente son:
Predicación en contra de la violencia, las guerras, los conflictos entre las naciones, la discriminación y el ateísmo.
Catecismo de la Iglesia Católica.
Actualización del Derecho Canónico.
La renovación de la liturgia.
Respeto a los derechos humanos.
Denuncia de la corrupción social y política.
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