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Respuesta:
Este crecimiento vertiginoso de la clase obrera, ocupada por las nuevas industrias y con mayor presencia de mujeres, son las que constituirán la base del movimiento peronista
Explicación:
ojala y t sirva :)
Respuesta:
Hacia 1930, las condiciones internas y externas del modelo de desarrollo agroexportador primario
que habían colocado a la Argentina entre las principales economías del mundo habían cambiado
drásticamente. Por una parte, la ocupación horizontal de las fértiles tierras pampeanas había
llegado a su fin al concluir la década del 20 (Cortés Conde, 1966:493), y por otra, el quiebre del
comercio multilateral y del patrón oro en el marco internacional, las políticas proteccionistas, las
recurrentes crisis de precios internacionales de los productos primarios, los inconvenientes para
las importaciones y exportaciones generados por las guerras mundiales, y el crecimiento de las
inversiones norteamericanas, establecieron un escenario internacional sustancialmente diferente,
(Di Tella y Zymelman, 1967: 103-136).
La élite dirigente se escindió entre quienes pensaban que los cambios eran transitorios y que en el
corto plazo se retomaría la senda que tan buenos resultados les había deparado, y aquellos que
consideraban que los años dorados no volverían y era necesario reformular el modelo de
desarrollo.
Estos últimos plantearon un cambio en el modelo de desarrollo vigente, a partir de la promoción
de una mayor intervención del Estado en la economía, a través de la construcción de obras
Mundo Agrario, vol. 3, nº 5, segundo semestre de 2002. ISSN 1515-5994
públicas y viviendas, el apoyo preferencial a las industrias de exportación basadas en productos
con ventajas naturales, la compra por el estado de las cosechas invendibles a los productores, y
una serie de mecanismos cambiarios y financieros que permitiera desplazar progresivamente el
eje de influencia de Gran Bretaña hacia el de la nueva potencia que adquiría creciente
hegemonía: los EEUU. (3)
A pesar de la derrota política del proyecto, las condiciones impuestas por el desarrollo del conflicto
bélico entre 1939-1945, llevaron a que muchas de esas medidas fueran implementadas de facto.
La economía política del Peronismo retomó algunos de esos instrumentos,(4) pero el modelo
agroindustrial exportador fue reemplazado por un modelo autárquico centrado en el mercado
interno, el pleno empleo y el aumento del consumo de la población. Ya desde 1944 se adoptaron
medidas para desalentar las exportaciones industriales, dado que sus productos competían con el
abastecimiento interno, y por lo tanto generaban inflación restringiendo el nivel de ingresos y de
consumo de las masas. (5)
Paralelamente al debilitamiento de las relaciones económicas con Inglaterra y al crecimiento de
las inversiones americanas, se consolidaba en la Argentina su sector industrial. Si bien ya en 1929
era el país latinoamericano con mayor participación de la industria en su PBI alcanzando el 22,8%
(Vila, 1992/93: 397), es hacia 1946, cuando apoyada por la protección implícita del conflicto bélico,
los niveles de producción y de empleo industrial duplicaron los de una década atrás. A partir de
ese momento, el producto bruto industrial supera al generado por el sector agropecuario en un
proceso que sería irreversible, (Sourrouille, 1980:3).
Con la industrialización y consecuente urbanización se consolidó un segmento de pequeños y
medianos empresarios industriales de capital nacional, cuya producción era destinada al mercado
interno, así como un proletariado urbano-industrial numeroso con un cúmulo de demandas
insatisfechas, (Murmis y Portantiero, 1971).
El sector agropecuario, por su parte, se vio afectado por la guerra ante la falta de bodegas para el
transporte y la desaparición de sus tradicionales mercados europeos, en particular para los
productos agrícolas. Esto produjo un desplazamiento en el uso de las tierras hacia actividades
más extensivas, como la ganadería, con la consecuente expulsión de arrendatarios y trabajadores
agrícolas, agudizando los conflictos entre terratenientes y arrendatarios y entre productores
familiares y trabajadores rurales, (Di Tella y Zymelman, 1967: 459-474; Mascali, 1986).
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