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Explicación:
La realidad literaria es independiente de la realidad misma, no precisa de ella para ser creíble, no precisa de ella para ser real, la realidad literaria es real en sí misma.
La compenetración de todos los elementos de una historia es el ingrediente principal del esqueleto de la realidad literaria de esa historia. La realidad literaria es precisamente esa cohesión de todos los componentes de una historia, aquello que la convierte no en plausible, ni siquiera en probable, sino aquello que le insufla un espíritu de realidad autónoma.
La realidad y la realidad literaria (foto: obra de Brian Dettmer)La realidad y la realidad literaria (foto: obra de Brian Dettmer)
La realidad literaria no precisa de conocimientos concretos, ni mucho menos exactos de una realidad tangible determinada, de un mundo concreto, de una sociedad concreta; para alcanzar una realidad literaria consistente, basta con que el mundo creado resulte convincente, esto es especialmente fácil de entender si hablamos de novela histórica, dice Milan Kundera: “La fidelidad a la realidad histórica es algo secundario en relación al valor de la novela. El novelista no es ni un historiador ni un profeta, es un explorador de la existencia“ y como tal, el escritor no debe verse obligado, como se vería un historiador a ceñirse a una realidad concreta, a una sucesión concreta de hechos históricos, ni tan siquiera de personajes históricos, la materia prima del escritor es el ser humano, el ser humano atemporal y autónomo de circunstancias externas concretas.
La realidad literaria no precisa de la realidad para ser real
Un hecho real cualquiera puede ser visto por un escritor como un hecho literario real, para ello bastará con que le aplique su forma especial de mirarlo, destacando lo especial de su esencia. Un hecho real transferido letra por letra, punto por punto, a una obra literaria nunca formará parte de esa realidad literaria, habrá de ser adaptado por el escritor para tener visos de real en el mundo literario. Si tomamos una página de sucesos y la copiamos tal cual en una novela, sin duda será creíble, pero solo en la realidad, del mismo modo que nunca resultará creíble como realidad literaria, no formará parte en ningún caso de la realidad literaria, no será literatura.
El ejemplo más demoledor de esto es el propio George Samsa. El protagonista de La Metamorfosis no resultaría creíble fuera de su historia, sin embargo, dentro de su historia, Samsa es absolutamente real, de una realidad literaria aplastante