Respuestas
versos cultivos y el
1% únicamente trigo, mientras que entre las unidades chacareras el 70%
combinaba, el 29% solo sembraba maíz y el 1% sólo trigo. En el caso de las
explotaciones capitalistas, el 84% sembraba diversas variedades.
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Cuadro 1.
Superficie cultivada en las explotaciones agrícolas según forma de
tenencia de la tierra y escala de extensión. Unidad de análisis, 1895 (en
has).
Escala de
extensión EAPs Sup.
EAPs Trigo Maíz Lino Alfalfa Sup.
Cultivada
0-70 702 24.173 2.902 14.930 2.072 1.338 21.242
70-200 580 67.821 11.614 35.687 8.119 850 56.270
Más de 200 156 81.279 16.287 28.552 7.413 3.951 56.203
Totales 1438 173.273 30.803 79.169 17.604 6.139 133.715
Fuente: Elaboración propia en base a Cédulas del Censo económico-social de 1895, legajos
57, 58 y 59. Archivo Histórico Nacional (AGN).
Por lo tanto, las explotaciones de base familiar y aquellas en donde
se combinaba el trabajo familiar con la contratación de asalariados no
sólo tenían relevancia social (constituyendo casi el 90% de las explotaciones analizadas) sino que también resultaban relevantes económicamente, dado que sembraban cerca del 60% de los cultivos.
Tampoco resulta un dato menor que un 40% del área sembrada se
realizara en explotaciones plenamente capitalistas, donde todas las labores eran efectuadas por obreros rurales. Esta situación da cuenta de un
proceso de diferenciación social que ya estaba en curso en el norte bonaerense, que determinaba las líneas fundamentales del desarrollo económico en la región pampeana y que se abría a paso acelerado producto de las
inversiones extranjeras, la valorización de la tierra y la conformación de
un mercado de fuerza de trabajo asalariada.
Sin embargo, el sujeto social dominante en las regiones agrícolas
no fue el burgués emprendedor que tuvo todas las condiciones para acumular y capitalizarse, ni tampoco un compacto proletariado rural que
gozaba de altos salarios e inmejorables condiciones laborales.
En lo que se refiere a las distintas capas de pequeños y medianos
chacareros, se puede advertir que mayoritariamente tenían diversas dificultades para acumular y capitalizarse dado los montos de arrendamiento, las tasas de interés que debían pagar por los créditos y los precios
monopólicos que imponían las empresas de transporte y comercialización
de granos. Si bien resultaría muy difícil determinar la (teórica) tasa de
ganancia media en la economía pampeana, podemos evaluar bajo qué
condiciones el trabajo agrícola podía aproximarse a dicha tasa, y resultar conveniente para el productor: pensemos en los diversos relatos del
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período que dan cuenta de las condiciones de vida y trabajo de aquellos
agricultores. Inclusive, de los irregulares beneficios que obtenían luego
de las cosechas producto de las plagas, las inclemencias climáticas o los
vaivenes de los precios en el mercado internacional (y los modos en que
la información se divulgaba internamente).
En el caso concreto del acceso a la tierra, una mirada de conjunto
permite advertir con claridad el amplio predominio de las explotaciones
operadas por titulares no propietarios, que alcanzan el 75% de las unidades (ver cuadro 2). Al mismo tiempo, entre las explotaciones chacareras
(entre 70 y 200 hectáreas) predominaba el arrendamiento -con el 60%-
mientras que este porcentaje disminuía sensiblemente entre las de base
familiar y las plenamente capitalistas. Así, puede evidenciarse que la amplia mayoría de los agricultores debían abonar cánones de arrendamiento
por el uso de la tierra y esta situación limitaba –potencialmente- las
posibilidades de acumulación y capitalización. Sobre todo, cuando sólo
105 de las unidades que operaban en arrendamiento o mediería tenían
una superficie mayor a las 200 hectáreas.
Explicación: