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El poder es un concepto fundamental para analizar los procesos sociales y relacionales, especialmente relevante por el papel que juega en los conflictos. Cualquier relación se ve atravesada por dinámicas de poder, más o menos explícitas o invisibles, detrás de las cuales se encuentran el rango y los privilegios.
Sería un error observar el poder sólo en los grandes acontecimientos históricos o políticos puesto que se da en todos los ámbitos de la vida humana configurando la vida cotidiana, operando en las relaciones. La dificultad de observar el poder es su tendencia a ocultarse y presentarse como algo natural y no porque responda a los intereses dominantes o porque sea conveniente a los objetivos de quienes se benefician del sistema social establecido.
Podríamos decir que el poder es indisoluble de la interacción, no es una realidad dotada de naturaleza propia. Lo que llamamos poder no es algo que se pueda adquirir o intercambiar al margen de las relaciones sociales. es la probabilidad, en el marco de una relación social, de implantar la propia voluntad incluso contra toda resistencia. La persona que tiene poder puede imponer su voluntad, moldeando motivaciones personales y razones sociales, y aunque pueda ejercerse usando diferentes formas violentas y la violencia también suponga un poder, no todo poder es violento.
El poder puede definirse como la capacidad o el potencial de influir en los demás, suponiendo esta influencia el cambio de la conducta de otra persona. Nos relacionamos e influenciamos, aunque no seamos conscientes de ello, y esta naturaleza relacional del poder nos indica que las relaciones sociales pueden conllevar también conflicto, determinado en parte por la asimetría que emerge del poder.