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Respuesta:
Una de las grandes bendiciones que recibimos cuando vinimos a la tierra es la de un cuerpo físico. Para llegar a ser como nuestro Padre Celestial necesitamos un cuerpo físico; nuestros cuerpos son tan importantes que el Señor los llamó templos de Dios (véase 1 Corintios 3:16–17; 6:19–20). Nuestro cuerpo es santo.
Debido a que nuestro cuerpo es importante, nuestro Padre Celestial desea que lo cuidemos bien. Él sabe que podemos ser más felices y mejores personas si gozamos de una buena salud. El Espíritu Santo puede estar con nosotros si nuestro cuerpo y nuestra mente están limpios. Nuestro Padre sabe que nos enfrentamos a la tentación de tratar a nuestro cuerpo imprudentemente o de poner dentro de él substancias nocivas; por esa razón, Él nos ha dicho qué es lo bueno y lo malo para nuestra salud. La mayor parte de la información que Dios nos ha dado concerniente a la buena salud se encuentra registrada en Doctrina y Convenios 89. A esta revelación se le llama la Palabra de Sabiduría.
Para ser dignos de entrar al templo, debemos obedecer la Palabra de Sabiduría; si no lo hacemos, el Espíritu del Señor se retira de nosotros. Si profanamos nuestro cuerpo, que es el “templo de Dios”, nos hacemos daño física y espiritualmente.
Explicación:
dame corona porfa