Respuestas
Respuesta:
Establece un horario: Es fundamental establecer un horario que nos ayude a instaurar una rutina. Una buena idea podría ser la de fijar nuestro horario al mismo ritmo que nuestras clases.
Busca un espacio adecuado – Se puede estudiar en cualquier sitio, pero cualquier sitio no es el lugar idóneo para hacerlo. Escoge un lugar, si es posible siempre el mismo, y adáptalo según tus preferencias. Eso sí, procura que tenga buenas condiciones de iluminación, silencio y la temperatura adecuada, todo ello favorecerá tu rendimiento.
Planifica: Sigue las directrices de los profesores y planifica todo con anterioridad. Si sigues un horario, harás de estudiar un hábito y con ello evitaremos los atracones de estudiar todo el día de antes del examen. Lo ideal en este punto es elaborar una planificación a medio-largo plazo y marcarnos objetivos y fechas de entrega que apuntaremos en un calendario que tengamos siempre visible. Además, conviene hacer otro a corto plazo, en el que vayamos anotando las actividades diarias. Algunas recomendaciones que debemos considerar seguir a la hora de elaborar las planificaciones son:
Distribuye el tiempo a lo largo del día, valorando el número de actividades que tengas que hacer y cuánto tiempo te llevará cada una.
Igual de importante que el tiempo de estudio son los descansos. Una vez calculado el tiempo de estudio es necesario que marques pequeños periodos para desconectar y no saturarse.
No estudies “a saltos” – No recomendamos estudiar un rato por la mañana, parar y ya no volver a retomar hasta la noche, es mejor hacerlo todo seguido. Un buen ejemplo de distribución del estudio podría ser: Si hemos calculado que tenemos que estudiar tres horas podemos estudiar los primeros 60 minutos, descansar cinco, volver a sentarnos durante 55 minutos, ampliar un poco más nuestro descanso y que dure 10 minutos y terminar con otros 50 minutos de estudio.
Aprovecha las primeras horas del día para estudiar, en ellas tu concentración será mayor.
Organiza tu semana en función del número de asignaturas y la dificultad de las mismas: No todas las asignaturas necesitan el mismo tiempo de dedicación.
Personaliza tu horario: No hay planificaciones buenas o malas, lo importante es que la tuya se adapte a tus necesidades. Además, esta no tiene que ser fija e inamovible, podrás ir perfeccionándola a lo largo del tiempo.
Concéntrate: Uno de los peores enemigos es la falta de atención durante las clases, estate atento a los cambios internos de tu cuerpo y recuerda que la concentración exige tranquilidad.
Relájate – Práctica algunas técnicas de relajación cuando el estrés comienza a aparecer. Una muy sencilla y que podemos practicar en cualquier lado es la respiración abdominal. Te la mostramos en este enlace.
El último consejo es que utilices la tecnología de manera responsable. Accede a aquellas aplicaciones que te ayuden en tus tareas académicas, pero durante las horas de estudio, evita la tentación del teléfono móvil y el uso no educativo del resto de dispositivos.