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El 20 de Octubre de 1687 un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima derribando la capilla que se habia levantado en honor a la imagen de Cristo. Quedó solo en pie la pared de adobe con la imagen del Cristo Crucificado. De esta forma fue admitido por la Iglesia y se consagró su culto.
Una copia al oleo de la imagen fue confeccionada y llevada en procesión por las calles de Lima, implorando al Cristo Crucificado para que apaciguara la ira de la naturaleza.
Desde aquel entonces se estableció que en los dias 18 y 19 del mes de Octubre tendria lugar la “Procesión del Señor de los Milagros”. Cientos de devotos vestidos con túnicas de color morado, cantan y rezan acompañando a la imagen durante la procesión.
Desde hace varios años, sin embargo, además de las procesiones de los días 18 y 19, se realiza una gran procesión el día 28, en que se celebra oficialmente en la ciudad capital la Solemnidad, en que millones de fieles abarrotan las calles del Centro.
La primeras "salidas" del Cristo Moreno se caracterizaron, como siempre, por la devoción y el sentido religioso intenso. Durante la Misa que se celebró el día 18 de octubre, el arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, destacó: “el Señor de los Milagros es el regalo más grande de Dios para el Perú”. Sostuvo que el Cristo Morado está “sembrando paz, fe, esperanza y amor en los rincones del país, llevando a todos esa palabra de ánimo y esperanza”. Varios devotos, con lágrimas en los ojos, pidieron al Señor de los Milagros por el bienestar del país, de sus familias y por la paz en el mundo.
Asimismo, pidió el Cardenal: "Señor de los Milagros, custodia especialmente a los niños por nacer en el vientre de su madre, aleja del mundo la plaga del aborto. Gracias a nuestras Madres". Lo dicho por el Arzobispo cobra una fuerte relevancia luego de que en Uruguay se aprobara el día 17 la despenalización del aborto a hasta la semana 12 de gestación, pese a las graves denuncias realizadas por los pro-vida sobre el irregular proceso en la ley.
El Card. también se refirió a la importancia del auténtico matrimonio, formado por un hombre y por una mujer: "la fe nos reclama a todos que nos comportemos como personas, el hombre como hombre, la mujer como mujer. Dios ha querido establecer un modo divino y humano que la relación del matrimonio es de un hombre con una mujer para toda la vida. Esta es la fe qeu se hace vida", dijo.
La efigie religiosa pernoctó en la Basílica Catedral hasta el domingo 28, cuando volverá a salir para un segundo recorrido procesional en hombros de los integrantes de la hermandad nazarena.